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El presidente francés, Emmanuel Macron, junto al Príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, en Rabat

El presidente francés, Emmanuel Macron, junto al Príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, en RabatAFP

Francia

Macron, de viaje en Arabia Saudí mientras su país se sume en la inestabilidad política

La oposición ha cuestionado las prioridades del presidente francés, acusándolo de desatender la creciente polarización en Francia mientras persigue objetivos diplomáticos en el extranjero

Mientras el Gobierno francés se desmorona, con Michel Barnier a punto de caer como primer ministro a causa de sendas mociones de censura promovidas tanto por el Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición de izquierdas, como la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, Emmanuel Macron, presidente de la República, se encuentra en Arabia Saudí, atendiendo otros asuntos y ajeno a la inestabilidad que se está cerniendo sobre territorio francés.

Mañana miércoles se debatirán en la Asamblea Nacional las mociones de censura que, salvo sorpresa de última hora, harán caer a Barnier. La única salida para el primer ministro es ceder en la subida de las pensiones para contrarrestar la inflación, la línea roja que hasta el momento no ha traspasado. Francia se sume en otra crisis más de la V República, pero su presidente, Macron, no estará en París en un momento de tanta importancia.

El presidente se encuentra, desde el lunes (el día que ya se sabía que le presentarían las mociones de censura a Barnier), en Riad. El propósito de su viaje a la monarquía del Golfo es reunirse con Mohammed bin Salman (MBS), Príncipe heredero saudí y hombre fuerte del país, con el objetivo de firmar una asociación estratégica destinada a profundizar los lazos bilaterales y reducir la escalada del conflicto en Oriente Medio.

Francia ha logrado, con este viaje, la firma de una nueva asociación destinada a mejorar la cooperación en «defensa, transición energética, cultura y movilidad entre los países». Además, también acordaron hacer todo lo posible para ayudar a la desescalada en el conflicto en Oriente Medio, buscando consolidar el volátil alto el fuego que alcanzaron Israel y el Líbano y que ya han quebrantado en varias ocasiones.

Arabia Saudí y Francia han renovado su compromiso con la solución de conflictos regionales, incluyendo un alto el fuego en la franja de Gaza y el fortalecimiento del Ejército libanés. La visita, la primera de un presidente francés al Reino en casi dos décadas, subraya la intención de París de mantener una relación cercana con Riad, pese a las controversias internacionales que rodean al Príncipe heredero.

El problema para Macron radica en que su viaje coincide con una creciente inestabilidad política en Francia. Esta crisis política representa un desafío sin precedentes para Macron, que ya enfrentó elecciones anticipadas en septiembre tras la disolución de la Asamblea Nacional. La gestión de las reformas sociales y económicas se ha convertido en un terreno minado, intensificando las tensiones entre el Ejecutivo y la oposición.

Un equilibrio complicado

Aunque el presidente francés busca fortalecer la influencia de su país en Oriente Próximo, su ausencia en un momento de incertidumbre nacional ha generado críticas. La oposición ha cuestionado las prioridades de Macron, acusándolo de desatender la creciente polarización en Francia mientras persigue objetivos diplomáticos en el extranjero.

Mientras tanto, los combates en Siria y las negociaciones entre Israel y Líbano añaden un telón de fondo complejo a su misión en Arabia Saudí, donde Macron también busca apoyo económico y militar para aliados estratégicos en la región.

Barnier está a punto de pasar a la historia como el primer ministro más efímero en Francia desde la II Guerra Mundial. En caso de caer, Macron debería nombrar un nuevo Gobierno en un contexto de extrema fragmentación parlamentaria y creciente presión financiera.

Sin embargo, Macron no podrá disolver la Asamblea Nacional hasta junio, según la Constitución, lo que limitará su capacidad de maniobra en los próximos meses. Deberá nombrar a alguien nuevo para el cargo, pero para ello tendrá que centrar sus prioridades en un país al que, con sus últimas decisiones, incluyendo la de adelantar las elecciones el pasado verano, parece haber abandonado.

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