El presidente de Corea del Sur levanta la ley marcial seis horas después y tras las presiones de la Asamblea Nacional
El presidente surcoreano, Yoon Seok-yeol, declaró la ley marcial en una conferencia de prensa de emergencia el 3 de noviembre a las 11 p.m. hora local, justificándola como una medida para salvaguardar el orden constitucional y enfrentar «fuerzas antiestatales». Sin embargo, apenas unas horas después, a las 4:20 a.m. del 4 de noviembre, el mandatario anunció que acataría la solicitud de la Asamblea Nacional para levantar dicha medida.
La resolución que exigía el fin de la ley marcial fue aprobada en una sesión plenaria de emergencia a la 1 a.m., con la totalidad de los 190 legisladores presentes votando a favor. Este procedimiento fue posible gracias al artículo 77, párrafo 5 de la Constitución de Corea del Sur, que obliga al presidente a levantar la ley marcial si la mayoría de los miembros registrados de la Asamblea Nacional lo solicita.
La decisión de Yoon Seok-yeol de declarar la ley marcial, aunque constitucional, generó una fuerte reacción en un corto periodo. La ley marcial, una medida excepcional que permite la intervención militar para restaurar el orden, tiene profundas implicaciones históricas en Corea del Sur, dado el abuso de esta herramienta durante regímenes autoritarios previos, como el de Park Chung-hee en los años 70 y 80. Por ello, su aplicación tiende a generar controversias, incluso bajo circunstancias legítimas.
La rapidez con la que la Asamblea Nacional reaccionó refleja la tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo. El presidente Yoon aprovechó su discurso para criticar duramente a los legisladores, acusándolos de obstrucción al gobierno mediante «juicios políticos, manipulación legislativa y presupuestaria».
Este episodio subraya el complejo equilibrio de poderes en Corea del Sur. Aunque el presidente ostenta amplias competencias ejecutivas, el papel del Legislativo como contrapeso está claramente definido en la Constitución. En este caso, la Asamblea Nacional no solo ejerció su autoridad, sino que lo hizo de manera contundente, obligando al Ejecutivo a revertir una decisión apenas horas después de haber sido tomada.
Además, el incidente podría ser interpretado como un reflejo del actual clima político en Corea del Sur, donde las disputas entre el gobierno y los partidos de oposición han escalado. La declaración de la ley marcial, aunque breve, podría dejar una huella política duradera, especialmente en un entorno democrático donde el uso del poder militar es altamente sensible.
La gestión de la crisis por parte del presidente Yoon Seok-yeol podría tener implicaciones políticas significativas para su administración. Mientras algunos podrían considerar la declaración de la ley marcial como una reacción desproporcionada, otros podrían ver la disposición del presidente para acatar la resolución del Legislativo como un signo de respeto por las instituciones democráticas del país. Sin embargo, sus críticas al Parlamento dejan claro que las tensiones políticas seguirán siendo un desafío para su gobierno.