Scholz pierde la moción de confianza y encamina a Alemania hacia unas elecciones anticipadas en febrero
El canciller alemán logra su objetivo tras romper, el pasado mes de noviembre, la coalición que gobernaba
El presidente Steinmeier deberá disolver el Bundestag y convocar elecciones anticipadas para el 23 de febrero
El Bundestag vivió este lunes una sesión histórica en la que el canciller alemán, Olaf Scholz, perdió la moción de confianza que él mismo había planteado y que esperaba perder para lograr su objetivo, la única salida que le quedaba. Con una mayoría abrumadora en contra y solo el respaldo del Partido Socialdemócrata (SPD), el desenlace confirma el escenario previsto: la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 23 de febrero.
La moción fue aprobada con 394 votos a favor, 207 en contra y 116 en blanco, dejando a Scholz sin margen para continuar al frente del Gobierno. La ruptura de la coalición con Los Verdes y los Liberales (FDP), desencadenada en noviembre por la destitución del ministro de Finanzas Christian Lindner, convirtió la continuidad del canciller en un imposible político.
Desde el comienzo de la sesión, el resultado parecía sellado. Scholz, en su intervención de 25 minutos, defendió su gestión y los valores de estabilidad y prudencia que han guiado su mandato. «Yo les pido hoy, estimados ciudadanos y estimadas ciudadanas, su confianza y su apoyo», recalcó Scholz durante su discurso.
El debate que siguió al discurso del canciller reflejó la fragmentación política del Parlamento. Los democristianos de la CDU/CSU, liderados por Friedrich Merz, fueron contundentes al culpar a Scholz de haber generado «inestabilidad y parálisis». «Usted, señor Scholz, no se ha ganado la confianza», dijo Merz al concluir un discurso de una veintena de minutos. La alternativa de derecha de Alternativa para Alemania (AfD) y el FDP se sumaron al rechazo, acusando al Gobierno de «fracaso en política económica».
Por su parte, Los Verdes, que cuentan con 117 diputados, aunque evitaron un voto directo en contra, optaron por abstenerse, reflejando las tensiones acumuladas durante la coalición y su distancia frente a Scholz.
El camino hacia febrero
Tras la votación, Scholz se dirigió al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, solicitando la disolución del Bundestag. Según la Constitución, Steinmeier deberá formalizar esta decisión en un plazo máximo de 21 días, allanando el camino para las elecciones anticipadas.
La derrota de Scholz marca el inicio de una intensa campaña electoral. Los sondeos actuales sitúan a la CDU/CSU de Merz como la principal fuerza política, con más del 30 % de intención de voto. Le sigue AfD, que amenaza con consolidarse como la segunda fuerza con cerca del 20 %. El SPD, debilitado, enfrenta el reto de superar el 17 % que le atribuyen las encuestas y, sobre todo, de recuperar la confianza de un electorado desencantado.
La política exterior será un tema clave en la campaña, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania y la posición de Alemania frente a Rusia. Scholz apuesta por una postura de apoyo firme, pero limitado, a Kiev, mientras acusa a Merz de «aventurismo» al defender el envío de misiles de crucero Taurus. «No haremos nada que ponga en juego nuestra propia seguridad, y por eso no suministramos misiles de crucero, una arma de gran alcance que puede tener impacto muy adentro de Rusia. Y desde luego no vamos a enviar a ningún soldado alemán a esta guerra, no conmigo como canciller», declaró Scholz en su intervención.
La economía y el bienestar social también serán centrales. La CDU/CSU ha prometido recortes fiscales y endurecer la política migratoria, mientras el SPD aboga por el aumento del salario mínimo y una reforma fiscal que permita mayor endeudamiento para proteger los empleos.
La moción de confianza perdida por Scholz es un hito que pone fin a una coalición inestable y da inicio a una campaña que definirá el futuro de Alemania en un momento de incertidumbre económica y polarización política. Aunque los desafíos son grandes, el canciller saliente confía en revertir los sondeos, tal como logró en 2021.
Sin embargo, para Scholz, la tarea no será fácil: ya no es el candidato renovador, sino el líder de un Gobierno que se percibe como dividido y frágil. En febrero, los votantes tendrán la última palabra sobre si merece una segunda oportunidad o si Alemania girará hacia la derecha con Friedrich Merz al mando.