Starmer busca relanzar las relaciones de Reino Unido con la Unión Europea creando una «unidad especial»
La creación de esta unidad especial para renegociar el acuerdo del Brexit despierta tensiones políticas en el país y envidencia la necesidad de un nuevo enfoque económico
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha decidido dar un paso significativo en la relación del Reino Unido con la Unión Europea al crear una unidad especial para renegociar aspectos clave del acuerdo del Brexit firmado en 2020 por Boris Johnson. Este movimiento, que busca «resetear» las relaciones con Bruselas, ha sido recibido con entusiasmo por algunos sectores que consideran imperativo un acercamiento estratégico en el contexto geopolítico actual, pero ha generado una intensa oposición entre los conservadores y antiguos arquitectos del Brexit.
La líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, no tardó en criticar la medida, acusando a Starmer de intentar llevar al país «de vuelta a su zona de confort con la UE». Por su parte, el exministro del Brexit, David Frost, tachó a la nueva unidad de «escuadrón de rendición» y aseguró que esto supondría una vuelta a las reglas comunitarias, así como concesiones en temas sensibles como la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE o la pesca.
Desde Downing Street, el Gobierno ha insistido en que no se contempla un retorno al mercado único, la unión aduanera o la libertad de movimientos, aunque se reconoce la necesidad de reforzar la cooperación y reducir las barreras comerciales para reactivar una economía que enfrenta desafíos importantes.
Un «reset» de las relaciones con la UE
El movimiento de Starmer llega en un contexto geopolítico complejo, marcado por la guerra en Ucrania y el segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos, lo que refuerza la necesidad de fortalecer los vínculos con la UE. La reciente reunión de la secretaria del Tesoro, Rachel Reeves, con ministros europeos ha alimentado las expectativas de un cambio de rumbo, de cara a una cumbre de renegociación del Brexit prevista para 2025.
Sin embargo, Starmer ha mostrado cautela hasta ahora. Su negativa a comprometerse con acuerdos como el de movilidad juvenil, que facilitaría el acceso a estudios y trabajo para jóvenes europeos, evidencia su intento de equilibrar las expectativas de la opinión pública con el temor a reabrir heridas políticas.
Con una unidad dedicada a las relaciones con la UE bajo supervisión directa de la Oficina del Gabinete, el Gobierno de Starmer parece decidido a enfrentar las tensiones económicas y sociales que han emergido desde el Brexit. No obstante, la resistencia de sectores conservadores y de figuras clave como Frost plantea la posibilidad de un debate político intenso, donde el éxito dependerá de la capacidad del Ejecutivo para demostrar que la renegociación puede beneficiar tanto a la economía como a la soberanía nacional.
Este «reset» en las relaciones con la UE podría marcar un punto de inflexión para el Reino Unido, enfrentado al reto de encontrar un nuevo equilibrio entre independencia y cooperación en un mundo interconectado.