El nuevo líder islamista de Siria perfila su Gobierno mientras acelera los contactos diplomáticos
Reconocimiento internacional y el levantamiento de las sanciones que pesan sobre Siria son los dos principales objetivos que persigue ahora el hombre fuerte del país árabe y líder de la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohammed al Golani, que ahora prefiere dejar atrás su apodo de guerra y ser conocido por su nombre real, Ahmed al Sharaa. El exmiembro de Al Qaeda ya lo pidió la semana pasada, en una entrevista a la cadena británica BBC: «Después de todo lo que ha ocurrido, deben levantarse las sanciones porque iban dirigidas contra el antiguo régimen. No se debe tratar de la misma manera a la víctima y al opresor».
Un mensaje que no duda en repetir a cada oportunidad que se le aparece como son los encuentros con diferentes delegaciones diplomáticas que han visitado Siria estos últimos días. Desde que una coalición de fuerzas rebeldes derrocara en una ofensiva relámpago al dictador Bashar al Asad, el pasado 8 de diciembre, los contactos con las nuevas autoridades sirias, que paralelamente ya están dejando ver cómo será el nuevo Gobierno de transición, no han cesado. Damasco ha sido la capital más visitada de las últimas semanas. Una de las primeras reuniones al más alto nivel que mantuvo Al Sharaa fue con el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, y desde entonces su agenda ha estado repleta de citas relevantes.
Países como Turquía –principal aliado de los rebeldes–, Jordania, Qatar, Alemania, incluso una delegación de Estados Unidos, que incluía a HTS en su lista de organizaciones terroristas y ofrecía una recompensa de hasta diez millones de dólares por su líder, ya han mantenido las correspondientes reuniones con el nuevo hombre fuerte de Siria. En el caso estadounidense, la delegación estuvo encabezada por el asesor en asuntos de Oriente Medio, Daniel Rubinstein, e integrada también por la encargada de Oriente Medio en el departamento de Estado, Barbara Leaf, y por el negociador principal del Ejecutivo para la liberación de rehenes, Roger Carstens. Tras este encuentro, Washington anunció que retirará la recompensa que pesa sobre Al Golani, ahora Al Sharaa.
Otros países occidentales, entre ellos Alemania o Reino Unido también se plantean retirar a HTS de la lista de organizaciones terroristas. En cuanto a los países de Oriente Medio, cada uno tiene sus propios intereses en la nueva Siria. Damasco recibió este lunes al ministro jordano de Exteriores, Ayman al Safadi, que se convirtió en el primer jefe de la diplomacia árabe en reunirse con el líder islamista. Safadi trasladó «la disposición de Jordania de ofrecer todo tipo de apoyo a Siria y ayudar en la reconstrucción». Asimismo, el diplomático jordano aprovechó para criticar la incursión militar israelí en los Altos del Golán y pidió a la comunidad internacional que impida que Israel «viole la soberanía siria».
Tras esta visita, llegó el turno de Qatar. Una delegación de este país del Golfo, encabezada por el ministro de Estado de Exteriores, Naser al Julaif, aterrizaba ayer a mediodía, con el objetivo de trasladar a Al Sharaa «la firme posición qatarí de brindar todo el apoyo a los hermanos en Siria». El domingo, el hombre fuerte de Siria se reunió con el principal representante de la comunidad drusa del Líbano, Walid Jumblatt, para abordar la situación de esta comunidad en la era postAsad. La llegada de los islamistas al poder genera gran preocupación entre las minorías que temen convertirse en ciudadanos de segunda. Desde un primer momento, el líder de HTS se comprometió a respetar a todos los sirios, sin importar la religión que profesen y por ello se ha preocupado de rodearse de los representantes de las diferentes confesiones.
El gran reto al que se enfrenta el nuevo Gobierno, sin embargo, es la desmilitarización de Siria. Al Sharaa ya adelantó, este domingo junto al ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, que el Estado monopolizará el uso de las armas y no permitirá su posesión a las facciones rebeldes, con especial mención a las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), donde se encuentran integradas las milicias kurdosirias. Ankara considera a estas últimas una amenaza directa contra su seguridad por su supuesta vinculación con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y busca que el nuevo Gobierno sirio ponga fin a su presencia en el país. «Las armas sueltas en cualquier Estado son la razón de su inestabilidad», espetó el líder islamista, para alegría de Turquía.
Las caras del Gobierno de transición
Dos semanas después de la caída del régimen de Al Asad, el nuevo Gobierno de transición ya va cogiendo forma. El primer nombramiento fue el de Mohamed al Bashir como primer ministro interino, encargado de liderar la transición en Siria. Un proceso que debería concluir en marzo de 2025. Al Bashir es un fiel aliado del líder islamista y gobernador la provincia de Idlib, administrada por HTS desde 2017. Asimismo, las carteras de Exteriores y Defensa –dos pilares importantes de cualquier Ejecutivo– también serán ocupadas por dos hombres de confianza del Al Sharaa.
El hombre fuerte de Siria nombró este sábado a Asaad Hasan al Shaibani, cuyo nombre de guerra era Zaid al Attar, como jefe de la diplomacia, mientras que Marhaf Abu Qasra, conocido hasta ahora como Abu al Hasan al Hamawi, estará al frente del Ministerio de Defensa y tendrá la titánica tarea de aunar a las diferentes facciones rebeldes bajo un mismo Ejército. En este sentido, las autoridades sirias han anunciado, este martes, que han conseguido llegar a un acuerdo con «todos los grupos armados» para su disolución e integración bajo el mando de Abu Qasra, quien hasta este sábado era el comandante militar de Hayat Tahrir al Sham y, por ende, uno de los líderes de la ofensiva rebelde que acabó con la caída de dictador Al Asad.