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El líder de la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohammed al Golani

El líder de la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohammed al GolaniAFP

El líder islamista vende moderación para levantar las sanciones occidentales que pesan sobre Siria

En su última entrevista a la cadena británica BBC, Abu Mohammed al Golani, el hombre fuerte del país árabe, ha pedido a Occidente que elimine a Hayat Tahrir al Sham de la lista de organizaciones terroristas

El líder de la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohammed al Golani, ha dejado de vestirse de miliciano, se ha recortado la barba, y ahora prefiere ser conocido como Ahmed al Sharaa, su nombre real, que por su apodo de guerra. Desde que los rebeldes sirios, liderados por HTS, consiguieron tomar la capital, Damasco, el pasado 8 de diciembre y derrocar al régimen de Bashar al Asad, Al Golani ha tratado de mostrarse como una figurada moderada, alejada de la ideología extremista con la que sí comulgó en un pasado, cuando su grupo formaba parte de la rama siria de Al Qaeda.

La llegada al poder de HTS, que ha gobernado desde 2019 el reducto rebelde de Idlib donde ha impuesto la sharía, ha generado mucha preocupación entre las minorías y diferentes confesiones religiosas que componen Siria. Por ello, Al Golani –o Al Sharaa–ha ofrecido múltiples entrevistas a medios de comunicación tanto internacionales como locales para presentar su plan de transición y tranquilizar a todos aquellos que no confían de sus buenas intenciones. En su última entrevista concedida a la cadena británica BBC, el líder islamista ha insistido en la necesidad de que los países occidentales eliminen a su grupo de la lista de organizaciones terroristas. Hayat Tahrir al Sham se encuentra en la lista negra tanto de Estados Unidos, como de la Unión Europea, Naciones Unidas y Reino Unido. De hecho, Washington aún ofrece una recompensa de diez millones de dólares por el propio Al Golani.

Para el líder de facto de Siria, una de sus prioridades es que Occidente levante las sanciones que pesan sobre la nación árabe. «Ahora, después de todo lo que ha ocurrido, deben levantarse las sanciones porque iban dirigidas contra el antiguo régimen. No se debe tratar de la misma manera a la víctima y al opresor», ha señalado en su entrevista a la BBC. El país sufre una devastación sin precedentes, tras 13 años de guerra civil. Más del 80 % de su población vive por debajo del umbral de la pobreza, según datos de Oxfam International. Once millones de sirios dependen de ayuda humanitaria y otros 12 millones han tenido que huir de sus hogares. Tras la caída del dictador sirio Al Asad en un ofensiva relámpago de diez días a manos de una coalición de grupos rebeldes, varios países europeos ya han iniciado los contactos con las nuevas autoridades sirias.

Europa no quiere cometer los mismos errores que en Afganistán o en Libia. Por ello, Al Golani se reunió este lunes con el enviado especial de la ONU a Siria, Geir Pedersen, quien, tras su reunión con el líder islamista señaló que hay «muchas esperanzas» de ver el inicio de una «nueva Siria». Asimismo, una delegación alemana llegó este martes a Damasco para entrevistarse con las nuevas autoridades del país, donde anunciaron que tienen previsto reabrir su Embajada, aunque no dieron una fecha exacta. Alemania, que cuenta con alrededor de 974.000 refugiados sirios, según datos del Ministerio del Interior del país, tiene especial interés en ver cómo se desenvuelve la situación de seguridad en Siria.

A pesar de que aún es pronto para determinar cuál será el futuro de la nación árabe, Al Golani ha insistido en que su país no se convertirá en Afganistán y ha prometido, en reiteradas ocasiones, que respetará los derechos de las minorías y de las mujeres. «Tenemos universidades en Idlib desde hace más de ocho años. Creo que el porcentaje de mujeres en las universidades supera el 60 %», señaló el líder islamista al ser preguntado por el periodista de la BBC, sobre los derechos de las mujeres. Estas promesas, sin embargo, recuerdan a las que hicieron en su momento los talibanes cuando se hicieron con la capital, Kabul, en 2021, precisamente con el objetivo de conseguir que Occidente levantara las sanciones sobre Afganistán.

Por ahora, las primeras señales no son del todo optimistas, Al Golani nombró, la semana pasada, a Mohamed al Bashir como primer ministro interino, un islamista de HTS, quien será el encargado de liderar el proceso de transición que deberá finalizar en marzo de 2025. Otro detalle que ha suscitado muchas críticas es la presencia de la bandera islámica, con letras en negro y fondo blanco, junto a la nueva enseña revolucionaria. Asimismo, los dos grandes discursos tanto de Al Bashir como del líder de HTS tuvieron como escenario la gran mezquita de los Omeyas en Damasco, resaltando el carácter islámico de los rebeldes.

Al Golani, al ser interrogado sobre la posibilidad de que en Siria se pueda vender alcohol –prohibido por la sharía– salió por la tajante. «Hay muchas cosas de las que simplemente no tengo derecho a hablar porque son cuestiones legales», declaró a la BBC. En este sentido, el exmiembro de Al Qaeda explicó que habrá un «comité sirio de expertos jurídicos para redactar una constitución. Ellos decidirán. Y cualquier gobernante o presidente tendrá que cumplir la ley». Desde Turquía, la oposición en el exilio, la Coalición Nacional Siria (CNS) exigió este miércoles la creación de una Asamblea Constituyente y un Gobierno provisional «sin sectarismo». Su líder, Hadi al Bahra, se mostró dispuesto a regresar a su país tras más de una década, siempre y cuando «se den las circunstancias adecuadas y esté garantizada la libertad de expresión».

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