Los posibles desenlaces del duelo de poder el 10 de enero en Venezuela
El día ha llegado y el régimen chavista ha mostrado hacer todo por mantenerse en el poder, pero la oposición democrática no se da por vencida
los ojos del mundo están puestos en Venezuela en un momento clave para su democracia. La medianoche del 9 de enero marcó el fin del mandato constitucional (no exento de cuestionamientos democráticos) de Nicolás Maduro y dio paso a un nuevo período presidencial de seis años que debería asumir el ganador de las elecciones del pasado 28 de julio, según las pruebas del resultado del escrutinio, Edmundo González Urrutia.
El duelo de poder entre Maduro, Diosdado Cabello, los hermanos Rodríguez y la dictadura cubana por un lado y María Corina Machado, Edmundo González y la mayoría de las democracias del hemisferio occidental por el otro, se juega en el campo de la legalidad y la legitimidad del traspaso del poder presidencial, mismo que será condicionado por la fuerza de las armas o el profundo deseo de libertad del pueblo venezolano.
La página de este día en la historia de Venezuela se está escribiendo tras haber sufrido 26 años de socialismo. En medio de acontecimientos en pleno desarrollo planteamos algunos de los posibles escenarios con los que podemos encontrarnos este 10 de enero.
Una toma de posesión fake
En este primer escenario, Nicolás Maduro mostraría en televisión estatal una toma de posesión posiblemente pregrabada en algún lugar y un día previo sin especificar y así consumar el fraude electoral anunciado por el Consejo Nacional Electoral el pasado 28 y 29 de julio.
En este escenario un Maduro bunkerizado ordenaría tomar el control de las calles encubriendo en este lenguaje la orden de reprimir al pueblo opositor mientras apuesta por generar un escenario de desconcierto y violencia en las calles.
Maduro mantendría de facto el poder, sostenido únicamente por la cúpula de las Fuerzas Armadas, grupos paramilitares fanatizados y la asesoría del régimen cubano. Desprovisto de toda legitimidad popular, la paranoia podría llevarlo a una purga en su Gobierno y entre los militares. Contendría la respiración hasta el 20 de enero con la ilusión de que la nueva Administración de Donald Trump le ofrezca una negociación o una convivencia pacífica como lo insinuó el senador republicano por Ohio, Bernie Moreno.
Un desafío de alto riesgo
El primer escenario no excluye este segundo en la que los opositores mantendrían de manera autónoma y autoconvocada la movilización popular, sin descartar un aumento de la presión ciudadana a lo largo de todo el día.
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Este segundo escenario implicaría que González Urrutia, de considerarlo oportuno, podría intentar retornar a Caracas por vía aérea (desde Santo Domingo, República Dominicana) o una combinación de vía aérea y marítima (desde alguna de las islas cercanas a las costas venezolanas bajo jurisdicción del Reino de los Países Bajos como Aruba o Curazao).
En este escenario, el brazo represor del régimen chavista, Diosdado Cabello ha amenazado con derribar cualquier avión que ingrese al espacio aéreo de Venezuela y por extensión podrían hacer lo mismo con una embarcación que se aproxime o desembarque en las costas venezolanas.
De ser la vía marítima la escogida, sería más difícil para la dictadura de Maduro controlar el ingreso clandestino de González Urrutia tomando en cuenta que Venezuela cuenta con 1.700 km de playas, de hecho cuenta con la mayor extensión de costa caribeña, más que cualquier otro país.
Todavía es prematuro aventurarse a decir qué decidirá hacer González Urrutia y si le conviene entrar en Venezuela y tentar la definición de los militares. Es una cuestión de conveniencia y pertinencia para lograr el objetivo de sacar a Maduro del poder.
'Dos gobiernos', un asunto de resistencia
Mientras tanto, el desafío en las calles fue ganado por la oposición con Machado burlando todo el dispositivo policial, paramilitar y militar chavista para declarar el final del régimen chavista.
Aunque se ha abierto una etapa peligrosa e imprevisible, todo parece indicar que nos dirigimos a una disputa del poder sin duración definida, en la que a partir de este 10 de enero habrán 'dos presidentes' y 'dos gobiernos': uno, el de Maduro, con el poder formal, pero sin legitimidad; y otro, el de González Urrutia, con poder legítimo y reconocimiento mayoritario a nivel internacional, pero en el exilio y sin control real de las instituciones venezolanas.
Será una cuestión de tiempo y una apuesta por resistir y prevalecer en sus posiciones, por un lado, la extensión del régimen del terror y por el otro de la esperanza de un cambio pacífico ante un fractura del régimen en el momento menos esperado.