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La gente revisa los escombros de los edificios alcanzados por los ataques israelíes, en el norte de la Franja de GazaAFP

Los cabos sueltos del alto el fuego en Gaza dejan en el limbo su duración: «Lo que se avecina es más de lo mismo o peor»

El futuro de la Franja sigue siendo incierto a pesar de que Israel y Hamás hayan logrado acordar una tregua tras 15 meses de guerra

El alto el fuego acordado entre Israel y Hamás para poner fin a una guerra que dura más de 15 meses y permita la liberación de 98 rehenes no ha entrado aún en vigor y ya amenaza con descarrilar. Las negociaciones se prolongaron hasta tarde durante la jornada del miércoles en Doha, donde se encontraban ambas delegaciones junto a los mediadores de Qatar, Estados Unidos y Egipto. De hecho, la rueda de prensa del primer ministro qatarí, Mohammed Bin Abdulrahman Al Thani, que tenía previsto anunciar el tan esperado pacto se postergó hasta las diez de la noche hora local (dos horas menos en la España peninsular). La razón de esta tardanza fueron las discrepancias entre Hamás e Israel en el último momento, del mismo modo que sucedió el jueves cuando el Gobierno de Benjamin Netanyahu tenía previsto aprobar el acuerdo que finalmente votó este viernes.

Una vez más, la desconfianza entre las partes volvió a dejar la tregua en la cuerda floja. La Oficina del Primer Ministro de Israel informó, a través de un comunicado, que posponía la votación ante el gabinete de seguridad y acusó a Hamás de «crear una crisis de último minuto» e «incumplir partes del acuerdo para arrancar concesiones». El grupo terrorista palestino aseguraba, sin embargo, que estaba comprometido con «el acuerdo de alto el fuego anunciado por los mediadores». Esta madrugada ambas partes confirmaron que firmaron el pacto. En medio de esta disputa, Netanyahu afronta la presión interna de sus socios más radicales que amenazan con abandonar el Gobierno de coalición si acepta las condiciones de Hamás. El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich —del partido Sionismo Religioso—, dejó claro que solo aceptaría la tregua si Netanyahu se comprometía a retomar los combates una vez termine la primera fase. El acuerdo contempla tres fases, y, durante los primeros 42 días, Hamás deberá liberar a 33 rehenes.

«Es probable que Itamar Ben-Gvir y Smotrich abandonen el Gobierno», comenta Alberto Spektorowski, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv, pero está convencido de que «cuando vuelva la guerra, entrarán de nuevo». El experto es poco optimismo sobre la duración de la tregua. El paso más complejo es la transición de la primera a la segunda fase, en el día 16 de la tregua las partes deberán volver a la mesa de negociaciones y pactar los siguientes pasos que permitan la liberación del resto de secuestrados, así como la retirada total de las tropas israelíes y la vuelta de los palestinos desplazados al norte de Gaza. Spektorowski cree que lo más probable es que Hamás trate de dilatar los tiempos, ya que los rehenes son «su único salvavidas» y, en ese caso, Israel «reanudará la guerra».

El futuro de la franja de Gaza sigue siendo incierto. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, durante una intervención en el Atlantic Council este martes, defendió que una Autoridad Nacional Palestina (ANP) renovada, junto con sus «socios internacionales» y Naciones Unidas (ONU), debería ser la encargada de administrar la Franja. El experto discrepa y subraya la mala imagen que tiene la ANP de Mahmud Abás, a quien gran parte de los gazatíes considera un colaboracionista de la ocupación israelí. Spektorowski defiende que solo existen dos opciones o que Hamás «cambie su ADN» y abandone por completo la resistencia armada, algo prácticamente imposible, o que mantenga sus métodos terroristas y, por tanto, el conflicto continúe. «Hamás no puede cambiar», zanja.

El acuerdo, encima de la mesa desde el pasado mes de mayo, no es más que otro parche en un conflicto enquistado y que salpica a la región cíclicamente. Entre las razones por las que Netanyahu ha decidido aceptar ahora poner fin a los combates en la Franja, a pesar de que no ha conseguido aniquilar a Hamás como prometió, Spektorowski destaca, ante todo, «el efecto Trump». La presión del presidente electo de Estados Unidos, cuyo próximo enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff participó de las negociaciones, ha permitido reflotar el acuerdo.

Aunque, también es cierto que en estos últimos siete meses la región ha sufrido un cambio radical. Israel ha conseguido acabar con Hasan Nasralá, el líder de Hezbolá —su principal amenaza—, doblegando a la milicia con la que mantiene un alto el fuego en su frontera norte. El régimen de Bashar al Asad en Siria, aliado de Irán, ha caído en una ofensiva lanzada por grupos islamistas rebeldes y Hamás se encuentra descabezada tras la muerte de sus dos altos cargos, Ismail Haniya y Yahya Sinwar. Con todo, el experto comparte una predicción nada halagüeña: «Lo que se avecina es más de lo mismo o peor». Tan solo desde que se anunciara el pacto, el Ejército israelí ha matado a 90 gazatíes, según cifras de Hamás.