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El expresidente Donald Trump saluda al senador Marco Rubio, republicano de Florida, durante un mitin de campaña

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto al secretario de Estado, Marco RubioAFP

Estados Unidos

España sigue en lista de espera en la ronda de contactos de Trump que prioriza a Marruecos

La historia se repite y es que durante la primera Administración del republicano la sintonía entre ambos países nunca fue la mejor

Nueve días han pasado desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, irrumpió con fuerza en la Casa Blanca deshaciendo por completo el legado de su antecesor Joe Biden. La nueva Administración republicana ha experimentado una actividad frenética estos últimos días. En el plano internacional, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, ya se ha puesto en contacto con más de 30 líderes o titulares de Exteriores de países aliados. España, sin embargo, sigue en la lista de espera y ni el presidente, Pedro Sánchez, ni el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, están entre las prioridades del nuevo Gobierno de Trump.

La historia se repite y es que durante la primera Administración del republicano la sintonía entre ambos países nunca fue la mejor, si quiera cordial. De hecho, en las primeras horas del nuevo mandato de Trump, este confundió a España con un país de los BRICS –bloque de países emergentes– y amenazó con imponer aranceles del 100 %. El gasto en Defensa, en el que nuestro país se encuentra a la cola entre los países de la Alianza Atlántica (OTAN) con un 1,28 % del PIB, supone un nuevo escollo en las relaciones entre Madrid y Washington. Trump es de los que apuesta por la fuerza como método de disuasión, mientras que el Gobierno de Sánchez considera que existen otras «prioridades» antes que la inversión en Defensa.

Trump y Sánchez se encuentran en las antípodas ideológicas. Una obviedad que se hace patente en las inclinaciones de Rubio, quien ya se ha puesto en contacto con la mayor parte de países europeos como Hungría e Italia, aliados naturales del trumpismo, así como Alemania, Francia, Reino Unido, Polonia o Dinamarca –a pesar de los encontronazos por Groenlandia. Fuera del Viejo Continente, el secretario de Estado estadounidense se ha decantado por un viejo rival de nuestro país, Marruecos. Este lunes, según informó la Casa Blanca, Rubio –de ascendencia cubana– tuvo una conversación telefónica con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, en la que se comprometieron a «cooperar intensamente para promover los intereses compartidos en la región y poner fin a los conflictos, incluida la consolidación de los Acuerdos de Abraham».

Durante la primera Administración Trump, Rabat se convirtió en un aliado preferente para Washington en detrimento de nuestro país. En los últimos días de mandato del republicano, y a golpe de mensaje en redes sociales –como suele ser habitual en el magnate–, el republicano reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, a cambio de que este normalizara relaciones con Israel. La postura de Washington sobre la exprovincia española provocaría que, dos años después, Sánchez hiciera lo propio rompiendo con más de 40 años de consenso nacional en lo concerniente al Sáhara. Además de Marruecos, el alto diplomático estadounidense no ha tardado en ponerse en contactos con sus homólogos de Israel, Arabia Suadí, Jordania, Emiratos Árabes Unidos o Egipto, entre otros.

Iberoamérica, como no podía ser de otra manera, aparece entre las prioridades de Trump. Rubio tiene previsto iniciar una gira por Centroamérica, siendo su primera parada Panamá con el objetivo de atajar la polémica por el canal. A pesar de las evidentes diferencias ideológicas, el secretario de Estado norteamericano no se olvidó de su homólogo mexicano y también se molestó en agradecer a Republica Dominicana su papel de mediación en la crisis política venezolana. En cuanto a la postura del nuevo Gobierno de Trump con Venezuela, sus intenciones quedaron claras cuando reconoció a Edmundo González Urrutia como presidente electo del país sudamericano, al que también invitó a su investidura.

Meloni, Javier Milei –presidente de Argentina– o el líder de Vox, Santiago Abascal, tampoco faltaron a esta cita tan marcada. Por contra, Sánchez prefirió presentarse, días antes de la jura de Trump en el foro Davos, como la oposición contra la «internacional ultraderechista». El republicano en ese mismo encuentro volvió a exigir a los países europeos mayor inversión en Defensa y amenazó con aranceles punitivos: «O hacéis vuestros productos en América o pagáis aranceles», señaló. Rubio, que hizo oídos sordos a la invitación para asistir a una reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, finalmente habló con la alta representante de la UE, Kaja Kallas. Está por ver en que posición queda Albares en la lista de la nueva Administración Trump.

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