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Aquilino Cayuela
AnálisisAquilino Cayuela

Guerra y paz en el siglo XXI: cómo y con qué rearmarse en Europa y Estados Unidos

Las amenazas actuales a Estados Unidos no se limitan a ataques con armas intercontinentales nucleares y convencionales, ahora se incluyen los ataques híbridos con armas cibernéticas, drones, así como otros métodos clandestinos

Un carro de combate alemán, durante un ejercicio en Letonia

Un carro de combate alemán, durante un ejercicio en LetoniaLatvijas armija

Europa reprocha a Estados Unidos su cambio de política con la administración Trump. Pero hemos de tener en cuenta algunas cuestiones de forma realista.

Estados Unidos no creó la postura militar y de defensa desde la Segunda Guerra Mundial en torno a una historia moral. Fue, ante todo, una estrategia de contención que sí sigue siendo la base de la postura actual de Estados Unidos.

Pero la gran pregunta es si la estrategia de hace 75 años es tan válida hoy como lo fue en su día. La respuesta empírica a esa pregunta es «no».

En la década de 1950, cuando se estableció el sistema de alianzas existente, la distribución del poder económico en el mundo significaba que Estados Unidos tenía un gran interés en la defensa de Europa y Japón.

Esta postura de fuerza y sus compromisos asociados tenían sentido durante la Guerra Fría debido al valor económico de Europa y Japón para Estados Unidos y la capacidad de Estados Unidos para desplegar sus fuerzas de forma segura más cerca de las fuerzas enemigas.

Pero el mundo ha cambiado significativamente desde la Guerra Fría. Aunque para muchos hemos vuelto a una «Guerra Fría 2.0» el escenario se ha movido mucho.

Por eso el nuevo enfoque de la administración Trump se dirige a que «Estados Unidos debe mirar más allá de sus disputas actuales con sus aliados» y preguntarse cómo puede organizar mejor sus fuerzas para proteger los intereses nacionales fundamentales de Estados Unidos en un mundo más peligroso.

Ahora, el tipo de guerra al que nos enfrentamos difiere debido a la proliferación de drones de corto alcance y misiles balísticos y de crucero de ataque de precisión de largo alcance. Todo hace ahora mucho más difícil a Estados Unidos defenderse de ataques, no nucleares, en las bases que están cerca de adversarios estadounidenses.

También, las amenazas actuales a Estados Unidos no se limitan a ataques con armas intercontinentales nucleares y convencionales, ahora se incluyen los ataques híbridos con armas cibernéticas, drones, así como otros métodos clandestinos como el sabotaje de infraestructuras críticas y amenazas a personal clave. Existe la posibilidad de uso de armas químicas y biológicas.

Ante estos cambios, Estados Unidos necesita cambiar los tipos de fuerzas a su disposición y cómo las despliega y opera, tanto para defender mejor su propio territorio, como para pueda ejercer el poder militar en el extranjero según lo considere necesario. Específicamente, Estados Unidos tendrá que operar más de sus fuerzas desde el hemisferio occidental y en el espacio, y necesita poder defender mejor esas fuerzas.

Al respecto, existe un acuerdo general entre los estrategas de defensa norteamericanos sobre lo que hay que hacer para que estas fuerzas sean menos vulnerables: hay que aumentar el número de bases fijas y dispersar las fuerzas disponibles entre ellas. Sus bases deben estar ocultas y ser móviles; en muchos casos deben estar bajo tierra y defendidas con sistemas antimisiles como «Patriot» y «Aegis Ashore» que Estados Unidos ha estado transfiriendo a Israel, Polonia y Ucrania.

Los estrategas también están de acuerdo en que estas fuerzas móviles, dispersas, defendidas y camufladas deben desplegarse en lo que se denomina «terreno complejo»: zonas urbanas o selváticas o regiones montañosas, donde pueden ocultarse más fácilmente.

El problema es que todos estos enfoques implican una inversión de recursos significativos y, lo que es más importante, requieren acceso a terrenos, a menudo en zonas densamente pobladas.

La triada nuclear de EE. UU.

Al mismo tiempo, Estados Unidos se enfrenta a los costes de modernizar los tres pilares de su tríada nuclear, defender las infraestructuras críticas de EE. UU. contra ataques convencionales y no convencionales, y proteger a las fuerzas estadounidenses en el espacio. Esto significa construir satélites que puedan detectar ataques inminentes y maniobrar para alejarse de ellos, y que puedan defenderse o evitar ser detectados siendo sigilosos.

También significa proteger las estaciones terrestres que se conectan y dan soporte a las redes de satélites. Estas tareas son imprescindibles para una disuasión nuclear segura, para asentar bases seguras en Estados Unidos y establecer capacidades seguras en el espacio. De esta forma el ejército estadounidense puede operar con seguridad y defender sus fuerzas actuales desplegadas en Europa y Asia.

Washington puede operar la mayor parte de sus fuerzas desde bases en Estados Unidos y el hemisferio occidental. La lógica aquí es sencilla: es más difícil para China y Rusia atacar objetivos en Estados Unidos, y más fácil para Estados Unidos defenderse de ellos, que atacar objetivos en las propias periferias de esos países.

No se trata de acercarse a un 2% del PIB, se trata de rebasar un 3,5% para tratar acercarse al 5% en unos tres años como máximo

La dificultad de proporcionarles defensa militar Japón y los países de Europa ha aumentado considerablemente. Las fuerzas militares estadounidenses estacionadas en la periferia de China y Rusia (que ha sido el modelo de defensa de la primera Guerra Fría) son ahora vulnerables a ataques de precisión no nucleares de largo y corto alcance.

Estos datos basados en recientes análisis del Pentágono evidencian que la urgencia para los países Europeos de aumentar su capacidad de defensa y girar el gasto de la Unión Europea y sus miembros. Es una necesidad perentoria y una responsabilidad. No se trata de acercarse a un 2% del PIB, se trata de rebasar un 3,5% para tratar acercarse al 5% en unos tres años como máximo.

Los debates sobre la postura de defensa en Europa deberían comenzar preguntándose cómo es el mundo ahora y cómo lo será en el futuro

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