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Aquilino Cayuela
AnálisisAquilino Cayuela

Reestructuración del Pentágono: Trump impulsa cambios en la oficina que alertó sobre China

Hegseth ha declarado su intención, después de una revisión de 30 días, de reconstruir la ONA «de acuerdo con sus prioridades»

Actualizada 04:30

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete HegsethAFP

Entre los muchos cambios que trae la Administración Trump se habla en estos días de cambios en el asesoramiento del Pentágono.

En la década de 1990, tras el colapso de la Unión Soviética, pocos en Washington pensaban en China como una posible amenaza futura. Durante aquel momento unipolar, la sabiduría convencional sostenía que China se convertiría en un actor responsable de la comunidad global.

Pero una pequeña rama del Departamento de Defensa, la Oficina de Evaluación de la Red (ONA), centrándose en el ascenso de liderazgo chino, pronosticó que China tenía la intención de crear las capacidades necesarias para derrocar el orden internacional liderado por Estados Unidos. Sus conclusiones resultaron proféticas.

La ONA a través de sus análisis independientes, ha desempeñado un papel vital en la planificación estratégica y las prioridades políticas del Pentágono durante décadas. Se creó en 1973 como resultado de un acuerdo entre el secretario de Estado Henry Kissinger y el secretario de Defensa James Schlesinger y cuenta con solo una docena de empleados y un presupuesto de investigación de unos 20 millones de dólares

Sin embargo, el 13 de marzo, el actual secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, ordenó la «desarticulación» de la ONA y decretó a los directivos del Pentágono reasignar a los empleados de la oficina a otros lugares.

Donald Trump junto a Pete Hegseth

Donald Trump junto a Pete HegsethAFP

En ningún otro asunto el análisis de la ONA ha sido más importante que en la concienciación sobre la amenaza que representa China. Cuatro años antes del colapso de la Unión Soviética, la ONA concluyó que Moscú estaba en declive y que Estados Unidos necesitaba empezar a pensar en Pekín.

Paradójicamente, a pesar de esta ventaja inicial, el ejército estadounidense tardaría años en asimilar estas ideas. Aunque los hallazgos de la ONA estimularon a la Fuerza Aérea y la Armada de EE. UU. en 2010 a establecer una oficina de Batalla Aérea-Marítima para abordar formas de contrarrestar las capacidades militares en rápida expansión de China en el Pacífico occidental, el esfuerzo se vio obstaculizado por la disgregación entre servicios de inteligencia.

Sin embargo, la ONA siguió adelante, emprendiendo nuevas evaluaciones de los desarrollos militares en la región del Indo-Pacífico. Uno de los resultados fue la «Defensa Archipelágica», un nuevo concepto para disuadir la agresión china contra los aliados y socios de seguridad de EE. UU. situados a lo largo de la llamada primera cadena de islas, que se extiende desde Japón, pasando por Taiwán y Filipinas, hasta Indonesia y Singapur.

La oficina señaló importantes problemas, como la escasez de materiales estratégicos como los metales de tierras raras

El concepto describía, con un detalle sin precedentes y a través de una serie de contingencias, cómo las fuerzas estadounidenses y aliadas podrían adaptarse para mejorar la disuasión y la defensa. La Defensa Archipelágica no solo ha influido significativamente en la planificación de la defensa de Japón, sino que muchos de sus elementos también figuran ahora en los planes y programas del ejército estadounidense destinados a preservar un equilibrio militar favorable en el Pacífico occidental.

En 2016, la ONA también evaluó los desafíos a los que se enfrentaría el ejército estadounidense si un conflicto con otra gran potencia, como China o Rusia, se prolongara. Cuando se le informó del proyecto, el secretario de Defensa Ashton Carter expresó su sorpresa por el hecho de que la oficina dedicara sus recursos a explorar lo que en ese momento parecía un tema extraño, especialmente teniendo en cuenta el deseo de la Administración Obama de evitar describir a China o Rusia como competidores estratégicos. Sin embargo, a pesar de sus reservas, Carter, que se había beneficiado del trabajo de la ONA desde su época en el Departamento de Defensa durante la administración Clinton, dio el visto bueno.

Entre las conclusiones que surgieron del prolongado estudio de la guerra, varias destacan: una señaló la necesidad de que Estados Unidos comenzara a establecer «almacenes profundos», grandes reservas de municiones.

Otra pedía una iniciativa para desplegar fuertes defensas antiaéreas/de denegación de área de la OTAN en Europa del Este, tanto para disuadir la agresión rusa como para mantener una defensa exitosa de la región en caso de que la disuasión fracasara. La oficina también señaló importantes problemas, como la escasez de materiales estratégicos como los metales de tierras raras, la falta de mano de obra cualificada y la incapacidad de aumentar rápidamente la producción de sistemas de armas y municiones necesarios para reabastecer a las fuerzas estadounidenses y aliadas a medida que avanzaba la guerra.

Si los funcionarios del Pentágono hubieran prestado más atención a estas advertencias cuando se presentaron, Estados Unidos habría estado mucho mejor preparado para afrontar el conflicto de Ucrania.

Imagen aérea del Pentágono

Imagen aérea del Pentágono

Hegseth ha declarado su intención, después de una revisión de 30 días, de reconstruir la ONA, ha dicho: «de acuerdo con mis prioridades». Sin embargo, la ONA actual ya ha estado trabajando en siete de las 17 prioridades principales de Hegseth.

La idea de crear una nueva ONA se espera que no dé al traste con las cualidades demostradas de la actual oficina centradas en su independencia y autonomía dentro del Pentágono.

La Administración Trump ha llegado al poder en un momento en el que las amenazas a la seguridad nacional son posiblemente mayores que en cualquier otro momento desde la década de 1930. Mientras tanto, el carácter de la guerra, estimulado por el avance implacable de las tecnologías, está evolucionando más rápidamente que nunca. En este entorno, será especialmente vital realizar evaluaciones sólidas de las amenazas emergentes y de las nuevas ideas para contrarrestarlas.

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