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Marine Le Pen está sufriendo duros golpes políticos

Marine Le Pen está sufriendo duros golpes políticosAFP

Los franceses dan la espalda a Le Pen: pinchan sus manifestaciones y se queda sin cargo en su feudo electoral

La presencia en la sombra de su delfín, Jordan Bardella, provoca que la derecha y sus votantes no vean como una tragedia la condena a Le Pen

Las malas noticias nunca llegan solas. Marine Le Pen sufrió el pasado 31 de marzo la mayor derrota política de su carrera, cuando un Tribunal de París la condenó a 100.000 euros de multa, cuatro años de prisión —dos de ellos en firme que puede cumplir con brazalete electrónico— y cinco años de inhabilitación con aplicación inmediata, lo que la aparta, salvo que la apelación llegue a tiempo, de la carrera por las elecciones presidenciales de 2027.

Inmediatamente, como era de esperar, la líder de la Agrupación Nacional (RN) intentó convertir ese varapalo en una victoria, en un auge de su popularidad —que ya era altísima, no por nada era la favorita para ser la próxima presidenta de la República—, y convocó manifestaciones en París contra su condena.

Las redes sociales, de las que se fía cada vez más la gente, pero que no reflejan la verdadera opinión popular, le demostraban a Marine un fuerte rechazo a la decisión de la Justicia francesa y su rechazo a la condena, con apoyo de figuras políticas como Santiago Abascal, Vladimir Putin, Donald Trump, Elon Musk, Viktor Orban o Matteo Salvini, entre otros. Así que Le Pen convocó a sus seguidores el pasado domingo 6 de abril en la céntrica plaza parisina de Vauban, cerca de Los Inválidos. Apenas acudieron 3.000 personas, muy por debajo de los 10.000 estimados por el partido.

Además de esto, las encuestas señalan que la intención de voto hacia el RN apenas varía si es Le Pen la candidata o si, por el contrario, lo es Jordan Bardella, su delfín y un perfil que parece encajar y gustar más al votante joven. De acuerdo con un estudio de Elabe y publicado en La Tribune Dimanche días después de la condena, Le Pen obtendría en unas hipotéticas elecciones entre el 32 y el 36 % de los votos, mientras que si el candidato fuese Bardella la horquilla estaría entre el 31 y el 35,5 %. Apenas cambia.

Y eso en ese estudio. En otro, realizado por Odoxa y publicado en la agencia de noticias Afp, se señala que un 31 % de los franceses prefiere a Bardella mientras que un 16 % opta por Marine. Su vinculación familiar con su controvertido padre, Jean-Marie Le Pen —con quien la relación terminó muy dañada después de que ella lo expulsara del partido—, a quien se le acusa de acercarse al nazismo y al terrorismo, han dañado la imagen de una Marine que, por otra parte, ha luchado toda su vida contra ese legado. Bardella llega limpio, proyecta una suerte de sueño francés con sus orígenes humildes —que no lo fueron tanto—, y esboza un futuro más plausible para los franceses al estar mucho más abierto que Marine a pactar con otras formaciones políticas.

Protestas a favor de Le Pen, en Francia

Protestas a favor de Le Pen, en FranciaAFP

El último golpe a Le Pen

Por si todo esto —la condena de la Justicia y el disimulado respaldo popular— fuera poco, Marine Le Pen ha sufrido un nuevo revés político. Según adelanta el diario Boulevard Voltaire, la prefectura del departamento de Pas-de-Calais le retirará en los próximos días su cargo de consejera departamental en su feudo electoral, la pequeña localidad de Hénin-Beaumont.

Sería un revés más para una Le Pen que, cuando se veía más cerca que nunca de completar el viejo sueño familiar de llegar al Elíseo, ahora comprueba que esa posibilidad se le escurre entre las manos. Y peor, que todo el respaldo popular que le había costado tantos años conseguir se le olvida rápidamente a la gente.

Por ahora, Marine Le Pen mantiene su puesto de presidenta del grupo parlamentario de su partido, lo que le ofrece muchísimo poder de decisión sobre la supervivencia, o no, del Ejecutivo que encabeza François Bayrou.

De todos modos, su gran esperanza sigue siendo que el Tribunal de Apelación de París resuelva, como prometió, su causa en el primer semestre de 2026, lo que en caso de veredicto favorable la volvería a abrir el camino hacia el Elíseo. Hasta entonces, Le Pen está experimentando en sus carnes lo que tantos otros antes que ella: en las buenas todos; en las malas ninguno.

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