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Antonio Ledezma
Antonio Ledezma

La inspiración de los golpistas revolucionarios

Miles de millones de dólares de los venezolanos acabaron en los bolsillos de un malandraje de maléfica inspiración castrista

Actualizada 04:30

El primer vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido (PSUV), Diosdado Cabello

El primer vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido (PSUV), Diosdado Cabello

Para los contumaces golpistas que operan en Venezuela, «Fidel Castro es la inspiración».

Así, con todo el desparpajo del mundo, lo ha confesado Diosdado Cabello, uno de los integrantes de esa camarilla que continúa cometiendo todo tipo de arbitrariedades en nombre del «Socialismo del Siglo XXI».

Dicho de otro modo, aquellas andanzas temerarias desplegadas «entre gallos y medianoche» el 4 de febrero de 1992, no fueron una simple emoción subjetiva, repentina y efímera, sino que responde a un plan que sigue vigente, con una creciente motivación para proceder en consecuencia.

Es evidente que no cuentan los resultados absolutamente negativos para el pueblo por el que dicen luchar, ya que está a la vista el rotundo fracaso, no solo del modelo aplicado en Cuba, sino también de las consecuencias que trajo consigo para Venezuela la nefasta idea de calcar e imponer el patrón castrista en tierra venezolana.

Desde la propia Habana lloran sobre la tumba del épico guerrillero con las medallas ganadas en el asalto al cuartel Moncada en 1953.

Sentirán como, al igual que la intentona fidelista de ese momento, fracasaron los dos zarpazos sediciosos acometidos en 1992 y sus autores, liderados por Chávez, fueron a parar a prisión, y permanecieron por esos delitos muy poco tiempo tras las rejas.

Tal como lo vivió Fidel, «la inspiración de los juramentados bajo la sombra del samán de Güere», admite entre sollozos Diosdado Cabello.

Aventuras revolucionarias

Los millones de venezolanos que se han visto forzados a emigrar sienten esas loas como un mohín despreciativo hacia quienes salieron a buscar mejores oportunidades en tierras ajenas, justamente como resultado de esas aventuras «revolucionarias» inspiradas por el comunismo castrista.

Esos miles de núcleos familiares desgarrados por los efectos de la separación de padres e hijos, de abuelos y nietos, de hermanos y sobrinos, lloran también, pero de dolor y los sentimientos que experimentan no son precisamente de admiración hacia tal personaje, sino de repudio e indignación.

Oír, a uno de los más encumbrados capos del régimen venezolano vanagloriarse de sus acciones tuteladas por los hermanos Castro desde La Habana, es propio de quienes no acusan arrepentimiento por los crimines cometidos, sino que más bien se jactan de saberse corresponsables de tales fechorías que cacarean y muestran como una forma de atemorizar a la ciudadanía que, en medio de tales desmanes, no cesan en sus sacrificios por liberar a Venezuela de las garras de esa tiranía madurista.

Ellos son así, cínicos, sarcásticos, burlones e inclementes con la tragedia del prójimo

Diosdado seguramente se inspira cada vez que evoca el famoso Periodo Especial que provocó un desaforado incremento de balseros cubanos, en medio de acontecimientos, como el Maleconazo, que sigue siendo la mayor protesta desde el inicio de la fracasada revolución castrista.

Por esos recuerdos seguramente minimizan las penurias que padecen centenares de miles de desterrados venezolanos en su tránsito por selvas, trochas, o cruzando ríos y océanos.

Los maduristas no suspenden los pagos comprometidos con el personal de origen cubano que enviaron a cumplir servicios en Venezuela.

Diosdado hace chanzas con las quejas de los educadores venezolanos que miran los altos salarios asignados a ese personal extranjero explotado, ya que la verdad es que la mayor parte de esos dólares van a nutrir las finanzas de la elite castrista, mientras que los maestros criollos siguen mal pagados.

Tampoco dejan de zarpar los buques cargados de combustible que tanta falta hace en un país en donde los agricultores no consiguen cómo equipar sus unidades de transporte para poder acarrear a los centros de comercio las cosechas obtenidas después de grandes esfuerzos.

Para nada es una motivación de inspiración para los habitantes del país con inmensas reservas de petróleo y de gas, la realidad que los somete a luchar para poder conseguir unos litros de gasolina y recurrir a la vieja usanza de la leña como sustituto del gas para cocinar sus alimentos.

La corrupción fue estimulada por esa fuente inagotable de inspiración revolucionaria

Pero ellos son así, cínicos, sarcásticos, burlones e inclementes con la tragedia del prójimo. En Venezuela quedan pocas empresas, industrias y fábricas abiertas, fueron arrasadas más de 9 mil de las 13 mil que estaban en pleno funcionamiento cuando Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999, pero esos resultados son inspiradores para los que usurpan los poderes en Venezuela.

Según Diosdado, gracias a esa inspiración castrista, los emporios industriales de la CVG y la estatal petrolera PDVSA, que llegó a ocupar sitiales envidiables en el mundo petrolero, hoy en día son despojos que para los venezolanos despiertan tristeza, pero para Diosdado orgullo por la inspiración que excitó en ellos Fidel Castro.

Y es que esa inspiración le ha salido bien cara a Venezuela. La corrupción fue estimulada por esa fuente inagotable de inspiración revolucionaria.

Millones de dólares que desaparecen

Así tenemos que los 9 mil millones de dólares destinados para culminar la represa de Tocoma en el estado Bolivar se los robaron. Los 7.500 millones de dólares que se presupuestaron para poner a rodar el tren de Tinaco fueron a parar a los bolsillos de los negociadores revolucionarios, pero tren, no hay.

Igual pasó con el proyecto del tren de Guarenas, que contó inicialmente con la bicoca de 4.904 millones de dólares. Esos reales también se los robaron.

La inspiración no sirvió para que ejecutaran las obras prometidas a los zulianos y bolivarenses, comunidades que se quedaron con «los crespos hechos», esperando ver los segundos puentes sobre el lago de Maracaibo y sobre el rio Orinoco.

Para ambos puentes programados se previeron 4.500 millones de dólares, dinero que también fue robado. Para la siderúrgica Abreu de Lima estaban asignados 4.000 mil millones de dólares, no hay siderúrgica, pero si nuevos ricos con esos dólares.

El derrape de la corrupción inspirado por ese modelo que tanto exalta Diosdado, incluye otros proyectos que no se cumplieron, pero no dejaron de desaparecer la millonada de dólares asignados para tales iniciativas, tantas veces promovidas en los maratónicos programas de «Aló, Presidente». Veamos los siguientes casos:

Para la construcción del Túnel Baralt 1.200 millones de dólares. Para la Refinería Santa Inez 2.900 millones de dólares. Para el Túnel Valencia/San Diego 150 millones de dólares. Para culminar el proyecto Tuy IV 880 millones de dólares.

Para la Fábrica de Tubos 250 millones de dólares. Para instalar las máquinas de colado continuo de SIDOR 250 millones dólares. Finalmente, para la segunda línea de construcción de Planta de Pellas, se asignaron 735 millones de dólares.

Todo ese caudal de miles de dólares desembocó en los bolsillos de ese malandraje que se inspiró en la tragedia de un pueblo, como el sufrido pueblo cubano, con más de 63 años oprimido por esa maléfica inspiración castrista.

Esa es la verdad que no pueden negar ni ocultar tras las bambalinas habaneras.

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