Los años 70 fueron un momento clave en cuanto a las mejoras de seguridad que los fabricantes de automóviles iban incorporando a sus modelos. Una de las primeras en llegar no fue otra que el cinturón de seguridad, pero, no sería hasta varias décadas después cuando aparecieron dos de los grandes éxitos de la seguridad al volante: el airbag y el ABS.

La incorporación del ABS, sobre todo, supuso un hito en la mejora de los automóviles. Sin embargo, todos sabían que aunque la tecnología ayuda no es milagrosa y todavía quedaba algo difícil de solventar. La peligrosidad al volante se seguía concentrando en torno al fallo del conductor.

Sergio Fernández es formador en la Escuela RACE de conducción y uno de los instructores del curso de conducción segura que se imparten en el circuito del Jarama, en Madrid, en el que se entrenan «situaciones que se pueden dar en el tráfico» con el objetivo de «ser mejores conductores y evitar accidentes».

Lo ideal sería que nunca tengamos que poner a prueba nuestros reflejos y dotes al volante, pero muchas veces escapa a nuestra propia conducción. Para Sergio «la formación es lo más importante y hay que invertir más en formar al conductor, que es el responsable que maneja el coche». Está convencido de que aprendiendo técnica de conducción «se evitarían bastantes accidentes» y, apostilla, «tendría que ser obligatorio».

¿Y si conduces tranquilamente por una carretera comarcal con una curva muy cerrada y, al recuperar la visibilidad, te topas con un camión parado? En el RACE te enseñan cómo reaccionar ante esas situaciones límite y, así, tratar de esquivar el peligro. Por ejemplo, «cómo tengo que mover el volante para evitar accidentes» porque «el conductor es el único responsable de lo que sucede dentro del coche y hay que aprender a dar las órdenes correctas».

Pero, sobre todo, en la escuela del RACE te enseñan a perder el miedo a usar, por ejemplo, algo tan básico como el pedal de freno. Al hacer el curso es probable que te des cuenta de que en todos tus años de carnet nunca lo has pisado a fondo y los formadores de la escuela, como Sergio, te convencerán de que «el freno es tu amigo».

Para poder hacer el curso, además de ganas y unos ahorros, solo hay que cumplir un único requisito, tener el carnet de conducir, por supuesto en vigor. Aunque, eso sí, conducir en la pista del RACE del Jarama puede no ser apto para los asiduos a la biodramina.