Seguridad vial
Las pruebas que te obligaba a hacer la Policía en los controles cuando no había alcoholímetros
El invento del alcoholímetro data de los años 30, si bien la Guardia Civil no comenzó a recibirlos hasta los años 70 en España
A mitad de camino entre el tóquese la nariz con los ojos cerrados o el camine en línea recta, es cierto que existe un protocolo de pruebas establecido que permiten a un agente de Tráfico saber si un conductor ha bebido si no dispone de un alcoholímetro a mano.
Se trata de unas pruebas que eran habituales cuando los alcoholímetros directamente no existían o al menos la Guardia Civil no disponía de ellos. Se dice que los primeros alcoholímetros los crearon los romanos, que ya en el siglo VII antes de Cristo obligaban a dar besos en la boca para comprobar si alguien había bebido.
Alcoholímetro romano
Oficialmente el primer alcoholímetro nació en los Estados Unidos, en 1931, y fue creado por Rolla Harger y se basaba en prototipos que usaban una cámara de balón con químicos dentro que cambiaban de color si quien soplaba dentro había bebido.
En España los primeros alcoholímetros llegaron en los 60 y la tasa de 0,8 gramos/litro de aire se fijó en 1973, cuando comenzó a dotarse de estos aparatos a la Guardia Civil de Tráfico.
Tasa de los años 70
Hasta entonces las pruebas se denominaban exámenes de sobriedad y se aplicaban en muchos países del mundo, estas pruebas valoraban el equilibrio, la atención y la condición física.
La primera de ellas eran los nueve pasos. El conductor era obligado a recorrer nueve pasos en línea recta a la orden del agente y dar la vuelta sobre los tacones y desandar lo andado. Aquí se valoraba que no empezara antes de la orden, el equilibrio, la parada, el giro y si había andado en línea recta.
Los 9 pasos y la estatua
La segunda prueba era la de la estatua, el agente obliga al examinado a mantenerse sobre un pie y mantener el otro a unos 15 centímetros del suelo. El conductor debía contar hasta 30 y aguantar la postura sin elevar los brazos,
Se valoraba negativamente el balanceo, mover el pie de apoyo o bajar el pie elevado antes de tiempo. Estas pruebas están basada en el test de Romberg.
Por último estaba la prueba de visión nistagmo, cuando una persona ha bebido realiza movimientos de ojos pequeños e involuntarios acompañados de temblor. Es muy fácil de detectar pidiéndole que siga un boli con los ojos que el agente pone frente al conductor. Aquí se valora negativamente un temblor de ojos excesivo o si directamente no puede seguir el boli.
En caso de suspender alguna de las pruebas la posibilidad de que el conductor haya bebido es superior al 80 %, por lo que los agentes podrían proceder a mayores.