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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Jebo

Es un prototipo de vasco que reúne todas las características del hortera en el resto de España con rasgos específicos y exclusivos de las provincias vascongadas

Actualizada 02:03

Cuando los votos del PP en el parlamento de Guernica le hicieron a Pachi López Lendakari –lo de Lehendakari es del idioma nuevo, el batúa–, del Gobierno vasco, el PP era para López un partido decente. El que se comportó con insuperable indecencia fue él, que junto a su amigo Eguiguren, bailaron un «aurresku» con el entorno etarra. Buenos amigos de Otegui. Mientras aquellos que le catapultaron a la lendakaritza o presidencia de la autonomía vasca, los del PP, se jugaban la nuca todos los días, López coqueteaba con el mundo inmediato a la ETA, y podía descansar los fines de semana en su casa de Comillas sin temores ni amenazas. Nadie le hacía puñetero caso, pero en Cantabria no existe la violencia. Tomaba el aperitivo habitualmente en La Rabia de la familia Herrera, pero no prolongaba en exceso su exposición pública. Cuando se iba, siempre con la mirada en el suelo, los que ocupábamos su mesa pedíamos que previamente fuera desinfectada, pero nada más. Arzalluz, tan desmedido en su racismo, denunció que el PP había hecho presidente del Gobierno vasco a un «maketo» y un jebo. El jebo es un prototipo de vasco que reúne todas las características del hortera en el resto de España con rasgos específicos y exclusivos de las provincias vascongadas. Ni Ardanza, ni Arzalluz, ni Garaicoechea fueron jebos. Ibarretxe, sí. Y Patxi López, monumental. Para mí, que ni en su mirada, ni en sus hechos, ni en sus palabras ha permitido atisbar que se trata de una buena persona. Es, simplemente un profesional de la política, muy cortito intelectualmente, que llegó a lo más alto con los votos del PP, cuyos dirigentes pensaron que López sería mejor presidente que un nacionalista, error mayúsculo por cuanto López era más nacionalista que los dirigentes del PNV, con la mochila acomplejada de los «maketos», los de fuera, los no vascos. En su libro Los Maketos, Rosa Díaz explica muy bien las contradicciones, desdichas y amarguras que sufren, por parte de los poseedores de ocho apellidos vascos – no hay tantos-, los «maketos» en la que es su patria chica. Y para colmo, es un tipo muy antipático, displicente y poco agradecido. López ha dicho muchas estupideces durante su vida a costa de los contribuyentes, pero ahora se ha dedicado, no a sus acostumbradas bobadas, sino a la exaltación de la vileza personal y partidista.

«Hemos pactado con Bildu porque la Oposición del PP es indecente». Creo que los únicos que pueden lamentar la indecencia de la oposición del PP son sus votantes decepcionados. La Oposición del PP de Casado al Gobierno del psicópata se ha acercado más a un masaje que a una Oposición. Patxi López justifica de esta manera el apoyo al Gobierno de España de los herederos del terrorismo. Él ya lo intentó, se sentó con ellos, y mantuvo muy cordiales relaciones con los portadores de manos ensangrentadas cuando fue «Lendakari». Establecer comparaciones entre la «decencia» de Bildu y la indecencia del PP, es miserable, atroz e inaudito. Además de los compañeros socialistas ejecutados por la ETA, decenas de políticos del PP fueron brutalmente asesinados por defender sus principios, sus valores, sus lealtades y sus ideas. Indecente –y mucho peor que eso–, es quien se atreve a vomitar semejante asquerosidad. El Gobierno ha pactado con los proetarras de Bildu para mantenerse en el poder. Los socialistas han celebrado –entre ellos, Patxi López–, el pacto de Sánchez con los proetarras, para seguir instalados en el poder. Nada tiene que ver en semejante perversidad, la «indecencia» de la Oposición del PP. El peor político del PP es infinitamente más decente que el más anodino de los proetarras. Esas palabras de López permiten ver el temor de quien intuye que, en pocos meses, puede dejar de ser un gorrón de los españoles.

Esa justificación, ese cinismo, esas palabras «hemos pactado con Bildu –se considera parte del pacto–, porque la oposición del PP es indecente», con los litros de sangre de las víctimas del PP derramados por la ETA, que el tiempo ni borra ni olvida, sólo se le pueden atribuir a un perfecto sinvergüenza. Usted, López.

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