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HorizonteRamón Pérez-Maura

Entre lo malo y lo peor

El temor al populista de ultraizquierda se extendió y otro populista supo aprovecharlo. Y ahora hay que escoger si se prefiere el sida o el cáncer

Actualizada 03:14

La democracia está sufriendo una degradación en casi todo el mundo que lleva a estar gobernados, cada vez más, por populistas de uno u otro signo. Hemos visto en Francia cómo Le Pen y Melenchon quedaron en la primera vuelta de las presidenciales en segundo y tercer lugar con apenas un punto de diferencia. Y, evidentemente, en la segunda vuelta hubo mucho voto de Melenchon que optó por Le Pen. Es decir, el populismo unido.

El pasado domingo hemos tenido otro ejemplo del auge de los populismos frente a los partidos tradicionales. Esta vez ha sido en Colombia, donde los resultados son especialmente reveladores. Colombia deberá elegir en segunda vuelta el 19 de junio –el mismo día de las elecciones andaluzas– entre Gustavo Petro, un candidato de ultraizquierda que como guerrillero del M19 fue aliado de Pablo Escobar –eso no se lo dirán la mayoría de los medios– y un populista anticorrupción, Rodolfo Hernández, al que la Procuraduría General de la Nación suspendió dos veces de su cargo de alcalde de Bucaramanga, llevándole finalmente a renunciar al mismo.

Es decir, Colombia tiene que escoger ahora entre lo malo y lo peor. Y, aunque me duele decirlo, se ha llegado a esta situación por los errores que ha cometido el expresidente Álvaro Uribe una y otra vez a la hora de elegir sus equipos. Uribe fue un presidente que dejó un balance muy bueno de su paso por el Gobierno. Pero después se equivocó en todo con sus sucesores. Primero Juan Manuel Santos, que le traicionó desde el minuto uno. Y después puso como candidato a Iván Duque, un hombre neutro, carente de todo carisma, que inmediatamente ignoró los partidos que le habían llevado al poder y se rodeó de amigos completamente ajenos a la política. Uribe no se ha atrevido a desautorizar a Duque en todo su mandato y por tanto el Centro Democrático, el partido de Uribe ha cosechado su mayor fracaso desde su fundación. Su candidato no ganó las primarias de la derecha y el candidato al que han respaldado en la primera vuelta de las presidenciales, Fico Gutiérrez, ha quedado eliminado. La campaña de Fico, el principal representante de los partidos tradicionales ha sido un absoluto desastre. Su candidatura recibió el apoyo de las grandes formaciones políticas del país: Partido Liberal, Partido Conservador, Partido de la U, además del ya mencionado Centro Democrático y otros. En las elecciones legislativas del pasado mes de marzo, esos partidos sumaron casi diez millones de votos. El pasado domingo, Fico Gutiérrez sumó apenas la mitad: 5.058.010. Algo se hizo muy mal en la campaña del candidato que partía como favorito para pasar a la segunda vuelta contra Petro. Pronto las encuestas se manifestaron unánimes: Fico perdería en segunda vuelta contra Petro. Y el temor al populista de ultraizquierda se extendió por toda Colombia y otro populista supo aprovecharlo. Por eso tenemos ahí a Rodolfo Hernández. Y ahora hay que escoger si se prefiere el sida o el cáncer.

Pero aún así, tengamos claro lo que dijo el gran poeta colombiano Guillermo Valencia ante el túmulo del general Rafael Uribe Uribe, que fue asesinado en 1914 en las escaleras del Capitolio Nacional: «Bendita seas, democracia, aunque así nos mates».

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