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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

El falconazo de Ire, Lidi, Isa y Pam

Sabedoras de que les queda poco en unos cargos que jamás habían soñado, la tropilla del Ministerio Pandi ya no se corta

Actualizada 11:03

Nunca debe desdeñarse el papel de la suerte en la vida. Un golpe de chiripa puede colocarte más allá de tu umbral de competencia. Así les ha sucedido a Ire, Lidi, Isa y Pam, que se han visto chupando de la teta pública por todo lo alto sin currículo previo alguno, y hasta viajando a Estados Unidos en Falcon para poder hacer turismo de selfi gañancete por Washington y Nueva York.

Ire, de 34 años, estudió Psicología. Tras trabajar unos meses de cajera en un súper de electrodomésticos, llegó su golpe de fortuna: un brote de pasión con el líder de Podemos. El hoy ya prejubilado Iglesias Turrión tenía la costumbre de mezclar el amor con el negocio, así que la promocionó digitalmente hasta que la hizo ministra. Feminismo puro. Imagino que Ire le habrá contado esta bella historia a la leyenda feminista Gloria Steinem durante su gran encuentro en Nueva York.

Pam, de 32 años, estudió Filosofía en Santiago. Pero tuvo el buen ojo de enrolarse enseguida en Podemos y sus Mareas para buscarse la vida. Con 26 tacos ya era diputada. Más tarde, su colegui Ire la nombró secretaria de Estado en el Ministerio de Igualdad, donde todas y todes lo pasamos superguay (especialmente Pam, que trinca más de cien mil euros al año, sueldo que no habría alcanzado en su vida en el mundo privado).

Isa, también de 32 años y licenciada en Filosofía, vive igualmente de la política desde los 26, cuando el podemismo la convirtió en diputada autonómica madrileña. A Isa a veces se le va la pinza un pelín. En un desahucio agredió a varios policías, por lo que le cayeron 19 meses de cárcel. Se vio obligada a dejar su escaño-nómina. Pero enseguida Ire le buscó un curro como asesora de no se sabe qué en su Ministerio Pandi.

Lidi, de 31 años, era una licenciada en Periodismo que no había logrado más que una beca en Efe… Hasta que se introdujo en los departamentos de prensa del Congreso de la izquierda populista/populachera. Allí conoció a Ire, que la ha convertido en su directora de gabinete en el MPFFG (Ministerio Pandi de Feminismo Flipado y Gay).

La semana pasada se celebraba la cumbre de la OTAN en Madrid. Qué mal rollo, tías. O sea: nosotras, que somos más de Putin que de Biden, soportando este montaje heteropatriarcal chungo. Así que Ire tuvo una idea muy cool: llevarse a Lidi, Isa y Pam a dar un garbeo con ella por Estados Unidos. ¿El pretexto? «Reforzar la agenda feminista y abordar los derechos reproductivos de las mujeres». En la práctica, el asunto consistió en ver a tres o cuatro oenegés y a algunos cargos menores de la administración de Biden, entrevistas que no sirvieron para nada y se podían haber hecho igualmente por Zoom desde Madrid. Eso sí, nuestras embajadoras feministas se cuidaron de dejar su agenda bien holgada para hacer turismo, que es de lo que se trataba. Y nada de viajar en vuelo regular, como hizo Ayuso cuando fue a Miami el mes pasado. Nosotras, en Falcon, que no vamos a ser menos que Perico, y en hoteles a todo meter, que paga España y sabido es que «el dinero público no es de nadie».

Conscientes de que la bicoca se está acabando, de que el año que viene los votantes las van a sacar del Gobierno a gorrazos, la tropilla del Ministerio Pandi ya no se corta. Hasta han subido a Instagram sus mejores momentazos USA. Las que iban a acabar con «la casta», las guerreras sociales que luchan contra el cambio climático, se suben a un Falcon militar para montarse a cuenta del erario público una fiestuqui de tres días en Estados Unidos (o más, porque no han facilitado los detalles del viaje y no se sabe cuándo volvieron).

Cuando una manzana se golpea aparece una magulladura. Luego se extiende y acaba pudriendo la fruta de manera irreversible. El sanchismo-podemismo ya ha entrado en esa fase donde no existe cura. Ha habido demasiada incompetencia, demasiada hipocresía y demasiado Falcon. Da mucha grima un PSOE que va a sacar adelante su Ley de Memoria gracias a Bildu, con un texto que reconoce «la lucha» de los asesinos etarras «por la consolidación de los valores democráticos».

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