Adiós, princesa
Si logra aglutinar todos los votos a la izquierda del PP, quizá pierda la Moncloa, pero ya no será culpa suya, sino de un Podemos que ha adelgazado tanto que no sirve de muleta
Si Rubén Darío la hubiera conocido, podría haberse inspirado en ella: «La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color…» ¡Ay, Yolanda! Su gesto, su cara, sentada en su escaño del Congreso, es un poema…
Lleva meses remando contra la realidad para armar un proyecto. Lo intentó, primero, con sus amigas Ada y Mónica, pero acabaron imputadas. Y, ahora, cuando finalmente logra darse su baño de masas en el Matadero de Madrid, viene el primo de Zumosol y le roba la merienda. «¡Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real, el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas un lebrel que no duerme y un dragón colosal». ¡Ay, princesa!
Son muchos los que le dan por muerto, pero, aunque respire por la herida, el dragón muestra que está dispuesto a seguir dando batallas. Ha recuperado la iniciativa tras el rotundo fracaso en Andalucía convocando el debate sobre el estado de la nación, ha fijado los temas de la agenda pública y le ha dado un sonoro bofetón a sus socios de gobierno.
No es nada personal, Yolanda, a pesar de los dolores de cabeza que le habéis dado con la Ley Trans o la inversión en Defensa. Si logra aglutinar todos los votos a la izquierda del PP, quizá pierda la Moncloa, pero ya no será culpa suya, sino de un Podemos que ha adelgazado tanto que no sirve de muleta. El corazón de la fortaleza que necesita conservar está en Ferraz, donde la máquina de propaganda, engrasada, está ya a pleno rendimiento.
Acusarán a Feijóo de proteger a los poderosos frente a la gente si no avala una anunciada subida de impuestos que puede quedarse en nada, porque no grava los beneficios, sino los extraordinarios. Veremos cómo los mide María Jesús Montero. Se apunta un tanto populista entre los votantes de izquierda, a los que la inflación está esquilmando el bolsillo, sin anunciar una sola medida para combatirla. A cambio, se han esfumado miles de millones de euros ahorrados en fondos y planes de pensiones y ha deteriorado la imagen del país, cargándose la seguridad jurídica al más puro estilo Zapatero.
No te quejes, princesa. A una mala, encontrarás hueco a la sombra de Sánchez, en alguna de las candidaturas del PSOE. Al resto, nos va a costar sudor y lágrimas recuperar lo que perdemos. Para consuelo, nos darán billete para recorrer España en tren. De los lunes al sol, a la semana dando vueltas.