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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Chapucilla de un gobernante chapucero

Sánchez improvisó el decreto del apagón atolondradamente, sin un cálculo en serio del posible ahorro y sin garantías de que se aplicará

Actualizada 09:22

En su micro aparición en Lanzarote, con más escoltas que Kim Jong-un e inaccesible para un público que sabido es que lo aclama allá donde asoma, Sánchez calificó al PP de «partido negacionista». No está mal viniendo del presidente que cuando ya teníamos covid hasta en las cejas organizaba los mogollones sectarios del 8-M, desdeñaba la mascarilla y contaba con una vicepresidenta económica que vaticinaba que el virus resultaría irrelevante. Un mandatario que el 4 de julio de 2020 dio la pandemia por zanjada y nos animó a «disfrutar de la nueva normalidad»(cuando nos esperaban seis olas más). Un gobernante que hasta ha negado las cifras reales de muertos.

La nueva consigna monclovita es hacer oposición a la oposición, síntoma claro de que el Gran Timonel anda tocado. En esa línea, el actual fontanero en jefe, Bolaños, ha parafraseado un clásico de la intoxicación rubalcabiana para lanzar con rictus enojado el siguiente ruego a la oposición: «Los españoles merecen responsabilidad, rigor, nivel y que se les diga la verdad». En efecto:

-Responsabilidad: ¿como la de un presidente que cuando la pandemia empezó a atragantársele en el verano de 2020 se la arrendó a las comunidades autónomas y se largó a chapotear a la Mareta?

-Rigor: ¿como el de Calviño y Montero, cuyas previsiones económicas y contables presentan un nivel de acierto similar al de un gorila lanzando dardos en un pub (que diría el profesor Philip E. Tetlock)?

-Nivel: ¿como el de un Gobierno prodigo en «ministras y ministros» florero, de agenda exigua, que desconocen cómo funciona la máquina de la Administración y cuyo currículo previo a la política cabe en media cara de un palillo?

-Verdad: ¿como la que cultiva el mandatario que jamás gobernaría con Podemos ni pactaría con Bildu, el presidente que ha adoptado la mentira como una práctica homologable?

El atolondrado decreto de ahorro energético de Sánchez, que ha logrado la rara unanimidad de cabrear a los comerciantes de todas las regiones, se improvisó en dos tardes. El Gobierno no calculó en serio cuánto se puede ahorrar con las medidas, ni reparó en el pequeño detalle de que al final puede resultar inaplicable. ¿Va a colocar Marlaska a un poli de guardia en cada oficina y tienda para controlar los termostatos y las luces? ¿Aplicarán el apagón de Sánchez las comunidades autónomas, que son las que al final tienen las competencias en la regulación del comercio? ¿Están correctamente informados los empresarios sobre lo que tienen que hacer desde este miércoles, en plenas vacaciones de agosto?

Todo es un brindis al sol. Otra chapucilla de un Gobierno chapucero, que adora el intervencionismo, pero que ni siquiera posee la pericia ejecutiva para hacer que se cumpla lo que ordena. Simplemente son muy flojos. A España le hacen más falta unas elecciones anticipadas que a los cordobeses un ventilador en los sopores del ferragosto.

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