Si Sánchez hubiera leído un libro alguna vez...
Hemos visto a Nicola Sturgeon doblando la cerviz ante el féretro de Isabel II. ¿Se imaginan a Pere Aragonès haciendo eso ante el féretro de un Rey de España?
Cada día que pasa tenemos una nueva prueba de que el acoso de la Presidencia del Gobierno a la Corona es incansable y con tenacidad digna de mejor causa. Decíamos el pasado sábado que el ridículo de nuestro ministro de Exteriores, Napoleonchu, a la hora de poner trabas a que Don Juan Carlos pudiera acudir al entierro de su prima aduciendo que había que ver si el funeral será público o privado era como para ser destituido de su cargo. Porque es imposible que un embajador de carrera como Albares no sepa cómo son las exequias de un jefe de Estado. Rápidamente quedó claro que la voluntad de confrontación no se limitaba a Exteriores, porque Bolaños se manifestaba en la misma línea.
Esta tropa que nos gobierna vive tan ajena al mundo real que no se les ocurrió pensar la opción más elemental: que el propio Rey Carlos III invitase a Don Juan Carlos y Doña Sofía directamente al funeral. Es decir, no van en representación de la Corona, que de eso ya se ocupan los Reyes. Van como familiares de la Reina finada. Si Sánchez hubiera leído un libro alguna vez, se habrían dado cuenta de ello hace tiempo. Pero es más fácil ser un plagiario y crear problemas donde no los hay. Y acosar a la Corona por todas las vías posibles.
En el acoso al que se ha visto sometido el Rey Juan Carlos en la última década hemos oído repetidamente que las críticas que se hacía eran sobre su vida privada, no sobre la pública. La inmensa mayoría de los españoles y del mundo entero elogia sin matices la forma en que reinó Don Juan Carlos desde el punto de vista político. Quizá no la extrema izquierda, pero poco más. Ahora nos encontramos con una ceremonia de Estado en Londres a la que se invita también a familiares de la finada. ¿Qué derecho tiene el Gobierno a decidir si Don Juan Carlos puede volar o no de Abu Dabi a Londres y vuelta? Sospecho de que se trata de que como no han podido procesarle, ahora intentan destruir la imagen de la Corona creando este tipo de problemas y generando dificultades a Felipe VI. Por algo ha tenido que reconocer la Casa del Rey, tan parca a la hora de dar ninguna información relativa a Don Juan Carlos, que efectivamente el palacio Saint James ha invitado a Don Juan Carlos.
Como me decía ayer por la mañana un egregio amigo asturiano: «Si Don Juan Carlos se pliega y no va, teniendo una invitación privada, se equivoca, como se equivocó pidiendo perdón y se equivocó marchándose al exilio. Si yo fuera él, pondría pie en pared y no me movería». Parece que al final, prima el sentido común y Don Juan Carlos estará en Londres.
En medio de todo lo que estamos viviendo estos días en el Reino Unido, no estaría de menos que los que nos gobiernan se fijasen un poco en el ejemplo de patriotismo de los británicos de todas las ideologías. Si impresionante fue la elegía que hizo en la Cámara de los Comunes el jefe de la oposición, sir Keir Starmer, bastante más elocuente que la de la primera ministra, Lizz Truss, aún más ejemplar ha sido ver en Edimburgo a la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, activista del independentismo que pretende un nuevo referendo a la brevedad posible. Hemos visto a Sturgeon doblando la cerviz ante el féretro de Isabel II. ¿Se imaginan a Pere Aragonès haciendo eso ante el féretro de un Rey de España?