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HorizonteRamón Pérez-Maura

Para corrupción, la del PNV

Este PNV condenado por corrupción es el mismo PNV que en mayo de 2018 y amparándose en una frase improcedente que aparecía en una sentencia y que después el Tribunal Supremo borró, echó del Gobierno que presidía Rajoy al PP al que consideraba un partido corrupto

Actualizada 01:30

Sorprende –si es que algo puede sorprendernos todavía en España– la muy discreta cobertura que se ha dado en los medios de comunicación a la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a 15 altos cargos del PNV. Las condenas son por una red de corrupción en la provincia de Álava en la que prevaliéndose de su capacidad de influencia política como miembros de la ejecutiva del partido en Álava y de su cercanía política con personalidades que ocupaban cargos de relevancia en la administración autonómica y municipal, se concertaron para conseguir que algunos organismos de la administración adjudicaran contratos de obras o de servicios a empresarios que estuvieran dispuestos a pagarles comisiones.

Cinco condenados por el Supremo deberán cumplir penas de entre cuatro y doce años de prisión. Otros diez tienen sentencias firmes también con penas menores. Los cuatro principales condenados son Alfredo de Miguel, que lo ha sido todo en el PNV de Álava, número dos del partido allí y diputado foral de Administración Local; Koldo Otxandiano que fue miembro de la ejecutiva y gerente del Instituto Alavés de Bienestar Social; Aitor Tellería que también fue miembro de la ejecutiva del PNV y concejal en Vitoria, además de procurador en las Juntas Generales alavesas y Xabier Sánchez Robles que fue director de Juventud y Acción Social del Gobierno vasco. Las mujeres de De Miguel, Otxandiano y Tellería están entro los condenados que han recibido penas menores. En el caso de ellas eran las titulares de la propiedad de la empresa tapadera que se empleaba para blanquear las comisiones que cobraban los principales condenados. La empresa se llamaba Kataia Consulting y se creó en 2005 y según iban creciendo los ingresos, se fueron creando otras empresas cuya comisión normalmente era de un 4 por ciento.

Con la condena del Supremo el caso está cerrado salvo que intenten algún recurso en instancias europeas, lo que parece poco viable. Y en estas circunstancias ha salido el presidente de la ejecutiva del PNV, Andoni Ortuzar a decir que la sentencia «relata unas actitudes y actos que nada tienen que ver con el PNV». Que ya son ganas de actuar con desfachatez. Como eso no se lo cree ni Ortuzar, el presidente del Gobierno vasco, Íñigo Urkullu, ha tenido mejor criterio y ha pedido disculpas a la sociedad.

Llegados a este punto, resulta muy conveniente recordar, como se ha hecho desde la FAES de Aznar, que este PNV condenado por corrupción es el mismo PNV que en mayo de 2018 y amparándose en una frase improcedente que aparecía en una sentencia y que después el Tribunal Supremo borró, echó del Gobierno que presidía Rajoy al Partido Popular. El PNV consideraba al PP un partido corrupto. ¿Y tendrán la desfachatez de mirarse al espejo y no sonrojarse?

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