¿Castigarán las urnas al PSOE por las mentiras y promesas incumplidas de Sánchez?
En nada quedará su promesa habitacional como en nada quedaron aquellas zapatillas Keli Finder que Trujillo supuestamente regaló y nadie vio, para que los jóvenes patearan la calle en busca de piso
No hay mayor fraude que una mentira pero eso le importa una higa a Pedro Sánchez. Los mentirosos hacen las mejores promesas y Sánchez no iba a ser la excepción. Las promesas son peores que las mentiras porque hay gente que las cree y además les genera esperanza, pero eso a nuestro campeón de la impostura le trae al fresco.
Sánchez está convencido de que la mentira y el incumplimiento de la palabra dada no tiene castigo político y por ello promete la construcción de decenas y decenas de miles de viviendas con la seguridad de que no hacerlas le sale tan gratis como desplazarse en el «Superpuma» desde las dependencias privadas de Moncloa a la sala del Consejo de Ministros. Como canta Sabina las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.
A Sánchez no le importa el problema de la vivienda porque después de cinco años al frente del Gobierno y cuatro de legislatura no ha levantado ni la caseta de un peón caminero. Las prometidas viviendas de alquiler asequible, ese milagro sobrevenido de panes y pisos en puertas de unas elecciones, así definido certeramente por Feijóo, no es más que un señuelo electoral que Sánchez ha agitado en vísperas del 28-M por indicación de su conmilitón y jefe del CIS, Tezanos, para atraer el voto joven que engorda las expectativas en las urnas del PP.
A Sánchez ni le importa el problema de la vivienda ni Doñana. Sólo le mueve el rédito electoral que puede reportarle la propaganda de anunciar cosas para sugerir que hace algo cuando en realidad termina no haciendo nada.
Y en nada quedará su promesa habitacional como en nada quedaron aquellas zapatillas Keli Finder que Trujillo supuestamente regaló y nadie vio, para que los jóvenes patearan la calle en busca de piso. Y nada quedará tampoco sobre la repentina e impostada preocupación por Doñana cuando termine la campaña del 28-M.
Otra cosa será el efecto indeseado y contrario al objetivo perseguido que la ley de vivienda que ha perpetrado con sus socios comunistas de Podemos y Bildu más ERC, tendrá en el sector inmobiliario y en el alquiler allí donde se aplique.
La ley legitima la «okupación», ampara a los usurpadores de bienes inmuebles, ataca abiertamente el derecho a la propiedad garantizado por la Constitución, genera inseguridad jurídica en los inversores y propietarios y perjudica gravemente la oferta de pisos de alquiler que serán menos y más caros por más que limite los precios. Los propietarios exigirán más garantías de solvencia a los arrendadores ante la posibilidad de que estos dejen de pagar la renta mensual y se conviertan en «inkiocupas», cosa a la que la ley anima, incita y prácticamente apoya y ampara.
Una normativa redactada por Podemos y Bildu, que lleva implícito en su espíritu y letra el sesgo comunista y populista que impulsa la acción política de ambas formaciones facilitando la «okupacion» y dificultando los desalojos, da la razón a quienes vienen advirtiendo sobre un proceso de «cubanizacion» y «venezuelización» de España con la venia de Sánchez y la connivencia del PSOE.
Al igual que con la ley del 'sólo sí es sí', el Gobierno tampoco ha tenido en cuenta el informe del Consejo General del Poder Judicial que pone en duda la constitucionalidad de la misma al invadir competencias exclusivas sobre la vivienda que la Carta Magna otorga en su artículo 148 a las CC. AA. Madrid, Andalucía y probablemente el País Vasco después de que el PNV votara también en contra, recurrirán la norma ante el Tribunal Constitucional para no aplicarla a pesar de las amenazas y advertencias de Sánchez a la portavoz del PP Cuca Gamarra .
La arrogancia y soberbia con la que se empleó Sánchez en el Congreso para advertir al PP sobre el cumplimiento de esta ley contrastó una vez más con la actitud servil, pastueña y sumisa que exhibe ante los herederos de ETA o el desdén que le merece el incumplimiento de las sentencias y la Constitución cuando los incumplidores son sus socios de ERC en Cataluña.
En Sánchez todo es mentira menos su disposición para agradar a Frankenstein. El 28 de mayo y después en las generales de otoño sabremos si la trola reiterada, esa impostura permanente a la que nos ha acostumbrado y esa palabra incumplida tantas veces, no tiene valor político, ni castigo en las urnas, como él cree, o por el contrario resulta determinante para que deje el Gobierno y la Moncloa.