La aguzadera
Hasta ahí ha llevado Sánchez al PSOE. Llegó embarrado y se ha enfangado más todavía
A estas alturas de la cosa, se ignora si existe una localidad en España en la que el PSOE no haya intentado comprar votos o hacer trampas. Además de las compras de votos, presiones y amenazas, un secuestro, que le ha costado su lugar privilegiado al número 3 del PSOE en Andalucía. También a los tramposos y desaprensivos, también a los mercaderes de voluntades, también a los que les importa un bledo entregar a Marruecos las ciudades españolas que ya lo eran cuatro siglos antes de la creación del Estado marroquí, también a ellos les llega la hora. Tenemos un Gobierno que tiembla cada vez que insinúan los hombres de Mohamed la posibilidad de hacer público el contenido del móvil de Pedro Sánchez. Y las exigencias aumentan. Hace unos meses se conformaban con Ceuta, Melilla, las islas Chafarinas y los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera. Ahora han ampliado sus reivindicaciones territoriales con la entrega y «recuperación» del archipiélago canario. ¿Cómo se va a recuperar lo que jamás ha sido suyo? El plan no era torpe. Los votos comprados o inventados o preparados para ser introducidos fraudulentamente en las urnas, podían significar el triunfo, con mayoría absoluta, del PSOE con la coalición musulmana del tal Aberchán, menudo pájaro. Pero lo han hecho muy mal. Y se les ha ido de la mano la emboscada antidemocrática. Y Mojácar, y el aumento del censo en la cuna de Federico Jiménez Losantos, y cada día que pasa, un nuevo municipio abochornado por los tahúres socialistas. ¿Qué contiene el teléfono de Sánchez en poder de los servicios secretos marroquíes? Ante el escándalo, Sánchez se ha escondido, y su único argumento o explicación ha sido acusar a la supuesta derecha y a la derecha de «embarrar» el escenario. ¿Embarrar lo embarrado por los socialistas? Han sido millones los euros empleados en comprar votos de norte a sur y de oriente a occidente de España. Me cuenta un amigo portugués que han llegado hasta Elvas, la bella ciudad fronteriza portuguesa con Badajoz, para comprar votos. No les han enseñado Geografía y hasta Elvas llegaron ofreciendo 200 euros a los portugueses por sus votos. Porque nuestras izquierdas son perversas, resentidas, comunistas, traidoras y tramposas, pero también muy tontas. Se ha gastado Sánchez en trayectos a mítines del PSOE –siempre con la excusa de la visita a una fábrica– más de 300.000 euros en los Falcon. Y una gran cantidad alquilando uno de los aviones particulares de la familia March.
Porque el Falcon es más modesto y cuenta con un servicio militar a bordo, y el avión de los March es más cómodo con unos auxiliares de vuelo de lujo. Pero los March no son famosos por su generosidad. Cobran sus alquileres y hacen muy bien, porque ese avión que ha encantado al gran hortera en mucho más confortable que los Falcon del Ejército del Aire. Y después de volar por todo el territorio nacional para calentar los encuentros mitineros, estalla el escándalo. Y Sánchez se siente entre las urnas y Mohamed. «La derecha embarra».
El sanchismo es una aguzadera. La aguzadera, que es una preciosa palabra muy usada en la zona sur de La Mancha – en Valdepeñas existe un estupendo restaurante con ese nombre–, no es otra cosa que la charca, la baña en la que retozan los jabalíes para calmar con el barro molestias y picaduras. Cuando han terminado de embarrarse, abandonan la aguzadera más embarrados que cuando llegaron. Una pequeña piscina de fango, de crines desprendidas, de agua sucia y barro maloliente. Una aguzadera. Y hasta ahí ha llevado Sánchez al PSOE. Llegó embarrado y se ha enfangado más todavía. ¿Qué le habrá exigido Mohamed?¿A cambio de qué? Creo que, de momento, poca España podrá regalar a Marruecos. El plan se ha desmoronado. Y no le va a dar tiempo, de hoy a diciembre, a destrozarla más. Siempre claro, que los votos comprados no se recuenten entre los votos honestos.
Una aguzadera que rechazarían los propios jabalíes.