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El astrolabioBieito Rubido

Esperanza para tiempos recios

Dentro del enrevesado laberinto en que se ha convertido la política española no conviene caer en la desesperanza, sino dar la batalla, ya que se abren muchos escenarios

Actualizada 01:30

Pensar en lo que pudo ser y no fue es la tarea más inútil y estéril del ser humano. Pero no por ello vamos a dejar de analizar y de tratar de comprender por qué ocurrió lo que ocurrió el pasado domingo en las elecciones generales. Seguiremos dándole vueltas a la noria hasta comprender y desentrañar el enigma. Es nuestra obligación, aunque Ortega –fue Ortega, y no otro– dejó escrito que «el esfuerzo inútil conduce a la melancolía». Toca superar la decepción temporal del 23-J y aprender a vivir con esperanza en estos tiempos oscuros, como muy bien enseña Michael Ignatieff en su libro En busca de consuelo. Me perdonará el lector el exceso de citas de hoy, pero no queda más remedio. En ese sentido, y para continuar con mi línea argumental, traigo hasta aquí el proverbio chino que dice que «el que me amenaza también está en peligro». Así que dentro del enrevesado laberinto en que se ha convertido la política española no conviene caer en la desesperanza, sino dar la batalla, ya que se abren muchos escenarios.

Uno de esos posibles escenarios es el que unos cuantos socialistas de buena voluntad planteaban ayer, con Nicolás Redondo a la cabeza: hablen y pacten un gobierno entre los dos que permita defender a España de aquellas minorías que quieren destruirla. Pero conocemos a Sánchez y su egolatría infinita no le va a permitir demostrar su lealtad al proyecto democrático de este país. Él prefiere a los antidemócratas, a los que antes pegaban el tiro en la nuca, o a los insolidarios golpistas. Sánchez no cree en el progreso ni en las políticas sociales, y menos en favorecer la igualdad. Sánchez solo cree en el poder. Sobre todo, para ocuparlo. Para poco más. Si de verdad tuviese sentido de Estado, sentido de la Historia, trataría de alcanzar un acuerdo con Feijóo. Pierdan toda esperanza de ello. Ahora bien, Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, no debe dejar de intentar gobernar, ya que es la lista más votada y en democracia, aun cuando se respeta a las minorías –todos ellos juntos no superan el millón y medio de votos en un país de 48 millones de habitantes– , es la mayoría quien debe gobernar.

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