Una España sometida a los catalanes

Por si alguien está en su tumbona agosteña, o achicharrándose en Marrakech a 41 grados con una gorrita de heladero, y no tiene apetencia de largas lecturas, resumo en un párrafo lo que a continuación detallaré:

Como gallego de La Coruña y vecino de Madrid estoy hasta la zanfoña de que los separatistas catalanes y vascos mangoneen mi país, España, y de que sean privilegiados una y otra vez respecto al resto de las regiones. Es injusto. Pero además ni siquiera lo agradecen, todo lo contrario. Lo único que recibimos a cambio de regalarles incontables prebendas son amenazas de ruptura, desprecios altivos y hasta insultos.

ERC y Junts, ante cuyo altar va a arrodillarse Sánchez entregando a España como ofrenda, suman 854.000 votos en las pasadas generales. ¿Muchos? El PP ha logrado solo en la Comunidad Valenciana 918.000 votos (y en Andalucía ha obtenido 1,5 millones); y además ha ganado las elecciones. Sin embargo, todos esos votos no pintarán nada. Lo que al final cambiará nuestras vidas y nuestro país son las 854.000 papeletas de ERC y Junts, debido a la felonía con España del PSOE y su líder.

Los catalanes ya han enseñado su lista de la compra: una financiación autonómica a su mayor gloria (como todas las anteriores): el perdón de su inmensa deuda con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), y un referéndum de independencia. Por supuesto, todo negociado de igual a igual en una mesa con el Estado, nada de mezclarse con los parias de otras regiones, que no están a la altura del pueblo elegido.

Mientras no llega la independencia, lo que quieren los nacionalistas catalanes es un cupo a la vasca, pues saben que es una auténtica bicoca. Pero el dinero que se les da a unos lo pierden otros. El País Vasco, muy envejecido, con poca población y con baja inventiva empresarial en lo que va de siglo, vive de maravilla gracias al regalo del cuponazo. Los catalanes quieren un aguinaldo igual. ¿Y qué pasa con el resto de los españoles, los que lo van a pagar? Pues que les vayan dando... Son de segunda. No cuentan, porque así lo quiere el PSOE.

La insolidaridad de los partidos supremacistas catalanes es tal que ya exigen que el Estado les perdone los 71.000 millones que deben al FLA. Pongamos en contexto esa cifra: cuando España afrontó el rescate de su banca necesitó 43.000 millones de ayudas europeas y toda la operación, que todavía pagamos, costó 58.000 millones. Pues bien, son 13.000 millones menos de lo que los catalanes quieren que les perdonemos por su cara bonita.

Castilla y León solo debe 1.966 millones al FLA; Extremadura, 2.288; Galicia, 2.759… ¿Por qué adeudan unas cifras tan bajas, a años luz del pufo catalán? Pues porque esas comunidades se ajustaron el cinturón y además no dilapidaron el dinero público en construir «estructuras de nación» antiespañolas. ¿Cuál será el pago a su prudencia contable y lealtad? Pues primar y perdonar a los más manirrotos y más desleales con España. Un disparate… que solo es posible por la felonía del PSOE y su líder, el paseante de Marrakech.

Mi pronóstico es que Sánchez firmará con ERC y Junts una especie de cupo a la catalana y ofrecerá un indulto a Puigdemont y su equipo más directo. Con ello, más la promesa en la sombra de que a lo largo de la legislatura obtendrán algún tipo de consulta, logrará el apoyo de los separatistas para su investidura.

Si ese plan se consuma, supondrá un insulto a la dignidad y el bolsillo de todos aquellos españoles que no somos catalanes ni vascos (exactamente 37,9 millones de ciudadanos). Pero descuiden, que no habrá una sola queja, ni manifestación de protesta. Además, millones de españoles seguirán votando encantados a PSOE y Sumar, culpables últimos del despropósito.

Si PP y Vox siguen pellizcándose en vez de ponerse de acuerdo para denunciar con todas sus energías esta vergüenza más les valdría cerrar la tienda.