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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Casualidad

Si la juez López Mejía, señora de Pietx, se retrasó en la investigación del caso Negreira, no fue para favorecer al club mundialmente manchado por un presumible y continuado soborno a los árbitros, sino por casualidad

Actualizada 01:30

Creo en las casualidades. El fiscal se dirigió al reo, que mostraba una admirable serenidad en el banquillo. «Usted acudió al hogar de la señora viuda de Ocholandeta, propietaria de la fábrica que produce las conocidas ollas exprés 'La Cocinera'ccon el fin de arreglar un grifo de un cuarto de baño. Porque usted es fontanero». «Correcto, señor fiscal»; «posteriormente, arreglado el grifo, usted mantuvo un chalaneo verbal con la señora, y ésta, generosamente, le invitó a merendar con ella»; «correcto, señor fiscal». «Durante la merienda, la señora estuvo atentísima con usted, circunstancia que usted aprovechó para ofrecerle otro tipo de servicios que nada tienen que ver con la fontanería»; «bueno, depende de lo que se entienda por fontanería, señor fiscal, pero es cierto que le propuse compartir unas horas de amor libre». «Y al día siguiente, y al otro, y al otro, usted visitó a la señora viuda de Ocholandeta para seguir compartiendo más horas de amor libre»; « correcto, señor fiscal». «Al cabo de un mes, la señora viuda le propuso contraer matrimonio, y usted aceptó la propuesta»; «correcto, señor fiscal»; «de vuelta del viaje de novios, su ya amada esposa le nombró consejero delegado de la fábrica de ollas exprés 'La Cocinera', y usted aceptó el nombramiento»; «correcto, señor fiscal»; «usted tenía en aquel momento 28 años de edad y su esposa, si los datos que poseo concuerdan con la realidad, había cumplido los 83»; «correcto, señor fiscal, pero nos amábamos».

«Con los poderes que usted había recibido, su gestión fue muy negativa y la empresa quebró»; «falta de experiencia, señor fiscal»; «usted estaba prometido con la señorita Herminia López y López, detalle que ocultó a su esposa». «Correcto, señor fiscal». «La empresa quebró, pero su cuenta corriente personal y la de su silenciada prometida, sumadas una y otra, presentaban un saldo positivo de 43 millones de pesetas»; «De nuestros ahorros, señor fiscal»; «cuando la señora viuda de Ocholandeta, amén de su esposa, supo de la existencia de la señorita Herminia López y López, experimentó un pipirlete vascular, un soponcio, y falleció»; « doloroso desenlace, señor fiscal»; «¿ Esos 43 millones de pesetas de su cuenta particular provenían de 'La Cocinera'?»; «no, señor fiscal. Procedían exclusivamente de mis ahorros y de la cartilla de mi actual esposa, doña Herminia». «¿Y no le parece excesivamente extraño que usted, siendo consejero delegado de 'La Cocinera' extendiera un talón a su nombre por valor de 43 millones de pesetas con anterioridad a la quiebra de tan importante empresa?». «Me parece extraño, muy extraño, señor fiscal. Pero fue una casualidad. Yo también quedé anonadado, señor fiscal. La vida es así. Casualidades que van, casualidades que vienen».

El Debate, como consecuencia de una investigación brillante de Alejandro Entrambasaguas, ha publicado –con escasa repercusión en Cataluña y en los medios nacionales sometidos a las subvenciones–, un cúmulo de casualidades que podrían ser comparadas con la del fontanero de la viuda de Ocholandeta. Resulta casual que la juez que dirigió la instrucción del caso Negreira, doña Silvia López Mejía, que tanto hizo por retrasar la investigación, sea esposa del empresario catalanista y barcelonista «Ignasi» Pietx, propietario de la empresa Artyplan, empresa de reprografía «especializada en impresión corporativa de gran tamaño». Esta empresa se reconoce «proveedora preferente de la producción gráfica del F.C. Barcelona desde el año 2003», y promociona sus servicios con una imagen del Camp Nou. Es la productora de los programas de los partidos, vallas publicitarias, banderas, pancartas y carteles que se exhiben en el exterior y el interior del estadio en fase de remodelación turca. La empresa del esposo de la juez López Mejía, gran amigo de Laporta, fue la autora de la enorme lona colgada en la fachada de un edificio del Paseo de La Habana de Madrid, en plena campaña electoral barcelonista, con la imagen de Laporta y el divertido mensaje «Ganas de volver a veros».

Pero creo en las casualidades, repito. Si la juez López Mejía, señora de Pietx, se retrasó en la investigación del caso Negreira, no fue para favorecer al club mundialmente manchado por un presumible y continuado soborno a los árbitros, sino por casualidad. Frenó la investigación durante cuatro meses, no decretó registro alguno, paralizó las indagaciones, los plazos se apuraron hasta el final y se limitó a tramitar cuestiones meramente burocráticas. Pero no lo hizo para favorecer al Barcelona ni a la empresa de su esposo. Lo hizo por casualidad. Sospechar de que haya prevaricado con su sosiego en la instrucción del caso, sólo se le puede ocurrir a un fascista, enemigo de Hamás, escéptico ante el sufrimiento de Jenni Hermoso, y contrario al indulto y la amnistía.

Casualidades.

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