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Al bate y sin guanteZoé Valdés

Cuba, oposición controlada

Yoani Sánchez colmó la necesidad del régimen y sus propios anhelos de devenir «empresaria», su economía mejoró ostensiblemente en una isla donde poseer algo más allá de lo debido supone prisión

Actualizada 01:30

Hasta el año 2007, el régimen cubano al igual que el gobierno estadounidense, prefirieron a un puñado de opositores dispuestos a dialogar con el «enemigo» y a consentir las condiciones del régimen de apego al poder. Antes habían existido dos experiencias: Brigada 2506, compuesta por cubanos armados que fueron a liberar al país del comunismo –lo habrían logrado sin la traición de J.F. Kennedy–, los Alzados en las Lomas del Escambray (sin apoyo internacional, desaparecidos mediante fusilamientos, prisión y exilio). Los grupos opositores reaparecidos poco después mantuvieron un perfil digno frente al régimen y al gobierno norteamericano de turno. Sin embargo, de décadas de tiranía sólo se puede esperar degradación moral.

En el 2008, surgió un «portento» justo cuando a noventa millas Barack Obama ganaba la presidencia: Yoani Sánchez y su blog Generación Y revolucionaron internet. Su discurso iba dirigido a enumerar carencias del régimen social-comunista, basta. Desde un blog, con un atrevimiento comparado injustamente con el arrojo en las calles de las Damas de Blanco, movimiento surgido durante la Primavera de Cuba, y por el Movimiento Cristiano Liberación, así como por el opositor Dr. Oscar Elías Biscet, entre otros, Yoani Sánchez y su entorno fueron apoyados por los cubanos del interior (existían las tropas de la UCI) y por parte del exilio, desviados de otro Sánchez, Elizardo. De no querer nada con la política a convertirse en una herramienta de ella, su mantenimiento en la cuerda floja se tensó, impulsada por los poderes socialistas mundiales, George Soros, el Grupo Prisa, El País, el Partido Demócrata USA y el Republicano (al final), también Europa se rindió al enigma, el estrellato de «la Yoa» dio mucho de sí. Recibió premios importantes. Entrevistó al presidente elegido democráticamente, Obama, al mismo nivel y con preguntas similares, lo intentó con el tirano sucesor, Raúl Castro.

Su lucha consistía en viajar, algo que se dio a entender equivocadamente que se le prohibía sólo a ella. Tras el jaleo constante consiguió la salida; llegó al Brasil de Dilma Rousseff, con el propósito de gira mundial. Le aguardaban entrevistas de altísimo nivel, ¿concertadas y pagadas por quién? Nadie lo sabe. Al pisar el aeropuerto la recibieron numerosos periodistas sedientos de declaraciones, enfrente una claque anticastrista (nada más fácil contra alguien a la que el régimen ha mantenido como la única opositora válida) gritaba improperios en su contra. A las preguntas de los periodistas, Sánchez respondió con la letanía conveniente al régimen, que sostuvo durante el resto de la gira, pidió: liberación de los cinco espías (encarcelados en Estados Unidos, Obama los liberó), devolución de la base naval de Guantánamo, y levantamiento del «bloqueo». Ni Fidel Castro lo hubiera exigido mejor.

Oswaldo Payá denunció la tramoya como «cambio-fraude». Lo abandonaron, y le costó la vida junto a Harold Cepero. Ante la denuncia internacional contra esos asesinatos, Yoani Sánchez escribió que había que dar «la presunción de inocencia al Gobierno».

El fusilamiento de tres jóvenes negros tras el intento de huir de la isla en una lancha, los presos de la Primavera Negra en el 2003, más tarde el asesinato de Orlando Zapata Tamayo durante una huelga de hambre en prisión, huelga de hambre de Guillermo 'Coco' Fariñas, el asesinato de Laura Poyán, líder de las Damas de Blanco, y el atentado contra Oswaldo Payá, líder del MC, y Harold Cepero, diezmaron la disidencia… Quedaron sólo Yoani Sánchez, sus seguidores, y poco más, al frente de una oposición negociada con el castrismo y el gobierno demócrata de USA.

Sánchez consolidó el periódico 14ymedio; entrevistar a Obama y a Biden dio frutos (¿qué bloguero en el mundo ha conseguido entrevistar a dos presidentes norteamericanos, uno en plenos poderes, y otro entonces en perspectiva).

Ganó Trump, desenfocaron a Sánchez. Pese a ser glorificada además por la derecha, Yoani Sánchez late en la izquierda, supongo que debió definirse. Colmó la necesidad del régimen y sus propios anhelos de devenir «empresaria», su economía mejoró ostensiblemente en una isla donde poseer algo más allá de lo debido supone prisión. La moda decayó, aunque no el método. Bajo Trump escogieron a otro tipo de disidente, más vulgar y efectivo, con peores traumas falsarios.

Al surgir el Movimiento San Isidro, yo ya muy quemá, me sonó la alarma... Promovidos por los Black Lives Matters, visitados por ellos en el barrio habanero, escenografía muy à propos, avalados por Kamala Harris, más su tendencia socialista declarada, algo olía mal. Su líder, artista, «artivista», Luis Manuel Otero Alcántara, beneficiado con una beca por la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, también había sido presentado en el Beaubourg, en París. No sé si Alcántara y los del exitoso GuaguanQueer estarían al tanto del «cambio-fraude», pero aceptaron el guion. Alcántara y Maykel Osorbo, encarcelados hoy, o cautivos en alguna parte, desde donde se comunican a través de móviles con el resto que ahora goza su vida de socialistas disidentes planetarios, entrevistados por la prensa sorista, ¿serán cómplices indirectos o víctimas conscientes? Con los comunistas, por muy listos, siempre se sale jodido. La Oposición Controlada, estilo aquella de Félix Dzerjinski en época de Lenin, constituye una de las mayores apuestas del castrismo, alimentada por el socialismo internacional y apoyada por el conservadurismo ingenuo del que, por qué no, se irá disfrazando también el castrismo.

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