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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Esa tipa se va a enterar

O como el régimen logra inventar un caso de corrupción en solo unas horas para intentar tapar una ola de roña en su cocina

Actualizada 11:15

Trabajar en las calderas de Palacio no resulta grato. Cuando se apagan las cámaras y se alejan los micrófonos emerge la verdad del personaje, que gasta un carácter pronto a la cólera. La teatral sonrisa-Joker de los foros públicos se esfuma en el círculo íntimo. Lo que impera en el seno del núcleo duro son las broncas desabridas, los apremios intempestivos, los latiguillos cortantes.

Este mes está resultando especialmente agrio. El escándalo de las mordidas va aflorando. La prensa y la oposición agobian… El personaje deambula como una pantera enjaulada, ávido de presas. El que fuera su mano derecha en el asalto al poder ha resultado lo que parecía, lo que denotaban aquellas parrandas impropias de su cargo: un pícaro de vieja escuela. Luego está el filósofo, ay, con aquellos turbios contratos de emergencia... Y la de Hacienda, que como siempre se ha hecho la longuis. Y los barones, que se pusieron al servicio de la banda. Y el marrón de las maletas de Delcy, que el día que se sepa todo.... Y lo peor, lo que más le escuece: su mujer señalada como lobista, una clara incompatibilidad cuando se duerme a la vera de la púrpura.

¿Y cómo ha estallado todo esto? Pues por las denuncias de Madrid.

Golpe en la mesa. Mirada de fuego taladrando a sus fontaneros: «Esa tiparraca se va a enterar. Buscad lo que sea, hasta debajo de las piedras. Movilizad a todo el mundo, a la Fiscalía, a nuestros medios, a Hacienda… Haced lo que queráis, pero vamos a acabar con ella. Tenemos una fiscal en Madrid que colocó ahí Lola y que trabajó en los gobiernos de Zapatero. Hablad con Álvaro, que para eso lo tenemos ahí, que la ponga a trabajar. Hablad con Marisu, que todo el mundo tiene algún lío con Hacienda. Montad una historia. Mañana tengo que ir al Senado a que me abrasen y necesitamos algo para replicar. Montadme algo contra ella, movedlo en uno de nuestros periódicos y que lo amplifiquen la radio, las teles y Miguel en Efe. ¿Qué os voy a decir? Lo de siempre. Manos a la obra. A mí a chulo no me va a ganar esa».

Martes 12 de marzo, Sánchez tiene que acudir al Senado a dar explicaciones sobre el caso PSOE tras diez meses evitando la Cámara Alta. A primera hora de la mañana, un periódico y una radio afines al Gobierno dan la voz de alarma con estridencia: la Fiscalía y la Agencia Tributaria investigan a la pareja de Ayuso por dos facturas falsas y por montar una sociedad pantalla para defraudar.

Una de la tarde, rueda de prensa del Consejo de Ministros. La ministra portavoz afirma: «Estamos hablando de una denuncia de la Fiscalía por dos delitos de fraude fiscal. Son necesarias explicaciones y máxima transparencia de la señora Ayuso». Pilar Alegría da a entender que los delitos son de Ayuso, no cita a su pareja.

Tres de la tarde: el Telediario de La 1 de TVE abre con el caso Ayuso. A esa hora, todas las televisiones de la izquierda ya la señalan como culpable de los supuestos delitos de su pareja, aunque el asunto forme parte de la vida particular de él y no guarde relación con la Comunidad de Madrid.

Cinco y veinte de la tarde. Óscar Puente acusa a Ayuso desde el Senado de vivir en un piso comprado con los dineros del fraude fiscal de su pareja. La ministra de Hacienda repite la acusación como un papagayo minutos después.

Mañana del miércoles. Sesión de control en el Congreso. Un Sánchez ya a degüello reclama tres veces la dimisión de Ayuso y saca a pasear el viejo asunto de Feijóo y Dorado.

Objetivo cumplido. En solo unas horas, el régimen ha logrado crear un caso Ayuso, aunque no existe, y dar oxígeno a Sánchez en una semana difícil, en la que va a aprobar una ley de amnistía inconstitucional al dictado de un prófugo golpista y cuando el cieno embadurna al PSOE. En las televisiones ya solo hay un tema monográfico: Ayuso, el caso PSOE pasa a segundo plano.

(Coda: A finales de febrero, el presidente del Gobierno cometió un error: se le calentó la lengua y señaló públicamente como corrupto a un ciudadano particular, Tomás Díaz Ayuso, hermano de la presidenta madrileña, exculpado por completo en su día y que no está acusado hoy de nada. Sánchez, en un claro abuso de poder, difamó a un ciudadano desde la atalaya presidencial de una rueda de prensa, para más señas en un viaje a Marruecos. Si Tomás Ayuso diese el paso y denunciase en un pleito civil a Sánchez por intromisión ilegítima en su honor, intimidad y propia imagen, veríamos al presidente desfilar pronto por el juzgado, pues ahí no operaría el aforamiento, y probablemente sería condenado, pues ha acusado alguien públicamente de un delito que no consta que haya cometido. No sé a qué esperan para sentarlo ante el juez…).

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