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HorizonteRamón Pérez-Maura

De la incompetencia y la ignorancia de Sánchez

Arrasar Gaza y matar a todos sus ocupantes era militarmente, un objetivo sencillo. Precisamente porque no se quiere un genocidio es por lo que se está prolongando tanto esta horrible guerra. Y actuaciones como la del Gobierno español ayer contribuyen a prolongarla mucho más que a resolverla

Actualizada 01:30

La grandilocuente declaración ayer del presidente del Gobierno reconociendo el inexistente Estado de Palestina ha demostrado, una vez más, que Sánchez y Napoleonchu, además de incompetentes son unos ignorantes respecto a las formas diplomáticas.

Históricamente España ha practicado la llamada Doctrina Estrada que fue ideada por el secretario de Relaciones Exteriores de México, Genaro Estrada Félix, que formuló la que él llamó «Doctrina Mexicana» y el mundo entero denomina Doctrina Estrada, el 27 de septiembre de 1930. Según esa doctrina, no se reconoce estados, ni reinos, ni repúblicas. Simplemente se mantiene relaciones diplomáticas o no se mantienen. Es fabuloso que se nos hable de reconocer dos estados cuando España no ha reconocido jamás al Estado de Israel. Como es normal, España estableció relaciones diplomáticas con Israel en enero de 1986 en un acto que se celebró en el Hotel Promenade de La Haya. Y, por cierto, el jefe del Gobierno, con la perspectiva de hoy, también es un fascista: Felipe González.

Huelga decir que esto no es una situación derivada del conflicto árabe-israelí, que cada vez más es un conflicto simplemente palestino-israelí porque una de las razones por las que Irán desató la masacre del 7 de octubre fue el creciente acercamiento entre muchos países árabes e Israel. La Doctrina Estrada se aplicó exactamente igual en el desmoronamiento de la Unión Soviética. De la URSS, con la que España tenía relaciones diplomáticas, surgieron quince naciones diferentes, cuya independencia nunca fue reconocida al declararse aquellos como estados soberanos. Simplemente se estableció relaciones diplomáticas con cada uno de ellos. Pero aquí ha llegado Napoleonchu, que ganó la oposición en una tómbola, y ha declarado reconocer el Estado de Palestina. Algo único en nuestra historia.

A más a más, en la declaración unilateral de Sánchez de ayer a primera hora, la referencia a la resolución 242 de Naciones Unidas parece muy arriesgada. Para empezar, porque en inglés esa resolución no habla de «los territorios ocupados» sino de «occupied territories» sin artículo, lo que no aclara a qué se están refiriendo exactamente. Y, a mayor abundamiento, Sánchez tuvo el valor de hablar de reconocer un Estado compuesto por Gaza y Cisjordania con un corredor que uniese ambos territorios, hecho extremadamente relevante que no está reconocido en ninguna resolución de Naciones Unidas. O sea, que reconocemos un Estado que se niega a reconocer al Estado de Israel, y le otorgamos un territorio, el que ocupe ese corredor, que no reconoce ningún otro país del mundo. Estamos a la vanguardia.

En este asunto, España ha perdido el norte. Y lo vamos a pagar caro. A todo el disparate de ayer añádase la declaración de una magistrada, que hoy funge como ministro de Defensa, hablando de genocidio. No, no es una vicepresidente del Gobierno que en su vida no ha pasado de ser activista. Es nada menos que una magistrada que sabe perfectamente lo que el término genocidio significa: «Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad» según el DRAE. Si ese fuera el objetivo de Israel, esta guerra hubiera terminado hace meses. Arrasar Gaza y matar a todos sus ocupantes era militarmente, un objetivo sencillo. Precisamente porque no se quiere un genocidio es por lo que se está prolongando tanto esta horrible guerra. Y actuaciones como la del Gobierno español ayer contribuyen a prolongarla mucho más que a resolverla. Enhorabuena, presidente. Napoleonchu y usted van a conseguir todavía más muertos en Gaza.

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