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GaleanaEdurne Uriarte

Los ultras están en el gobierno

«España es ese país donde un PSOE que gobierna con la ultraizquierda hace campaña electoral alertando del peligro de la ultraderecha»

Actualizada 01:30

España es ese país donde un Partido Socialista echado al monte del populismo y del radicalismo hace una campaña electoral alertando del peligro de la ultraderecha. Cuando los ultras están en su propio gobierno y entre quienes sostienen a ese gobierno, como acaban de volver a mostrarnos con la ley de amnistía. Pero esa absurda campaña no se cae bajo el peso de su propia incoherencia porque nuestra cultura política dominante la sostiene. No al nazismo y al fascismo, pero sí al comunismo y sí al nacionalismo xenófobo.

Son ultras quienes apoyan los totalitarismos, quienes no respetan el Estado de derecho y quienes justifican la violencia para lograr fines políticos. Es decir, los elementos definitorios de Sumar, de Podemos, y de Bildu, ERC y BNG, todos ellos simpatizantes de los totalitarismos comunistas, blanqueadores de los terrorismos de extrema izquierda, y cuestionadores del Estado de derecho en nombre de lo que llaman voluntad popular. Con la compañía estelar de Junts, ultras de Puigdemont y de la nación étnica catalana.

Con ellos ha aprobado Sánchez la ley de amnistía. Y eso sí que es una amenaza ultra en Europa. Han pasado de justificar o mirar hacia el otro lado con el terrorismo etarra, a dar un golpe contra la democracia en Cataluña, y ahora, a saltarse el Estado de derecho para amnistiar a los golpistas. ¿Peligro ultra en las democracias europeas? Que miren hacia España. Aquí, los ultras han defendido la impunidad para los golpistas, atacando a los jueces y llamando represores a los tribunales, con la guinda de Rufián proclamando la «derrota del régimen del 78». O la derrota de la Constitución y de la democracia pactada entre todos en el 78. Y la división de la nación, porque estos ultras también la quieren destruir. Así lo dijo Míriam Nogueras en jueves: «Esta es la victoria de la nación catalana sobre la nación española».

¿Y todo esto por qué? le dijo Feijóo a Nogueras: «Por la ambición de un solo hombre». Una ambición que ha embarcado a todo el Partido Socialista en una deriva radical de que la que ya no son capaces de bajar. En la que han adoptado el discurso, la terminología y los modos de sus socios. El PSOE se ha ultraizquierdizado, que diría Pedro Sánchez, quien en su afán de encontrar nuevos términos para su propaganda de la ultraderecha dijo en el Congreso que «el PP se ha ultraderechizado». No el jueves, que no apareció hasta la votación, en claro desprecio a los ciudadanos y a sus propios diputados, representados por Artemio Raya, un tipo a la altura de Rufián, Nogueras y Pisarello, que nos llamaba neofalangistas y filonazis a los opuestos a la amnistía.

Y todo esto es instrumental para Sánchez, es bien capaz de decir y hacer todo lo contrario si ello le asegura la permanencia en el poder. Mientras tanto, ha puesto a su partido al servicio del nacionalismo más fanatizado y de la extrema izquierda, y confía en lograr un buen resultado electoral el día 9, con la historia de que él es un dique contra los ultras. Si hasta me creyeron con lo de la retirada espiritual por amor, esto es bastante más fácil, se dice Sánchez.

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