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16 de septiembre de 2024

LiberalidadesJuan Carlos Girauta

Clavijo asusta a los niños

Clavijo puede haber heredado algo de la bestialidad separatista del partido de su padre. O simplemente ser un hombre muy limitado. Es triste que se pueda presidir una Comunidad Autónoma con tanta falta de seso

Actualizada 01:30

De las muchas formas en las que se puede tantear el entendimiento político, sobre todo en asuntos muy complejos, hay una para tontos y/o sectarios, una que frustra las intenciones declaradas, no necesariamente verdaderas, antes de empezar. Es la fabricación del malvado. El presidente canario, un tal Clavijo, ha escogido esa vía y Vox es su malvado. Ello demuestra una deplorable falta de originalidad y una gran pereza: así me gano al resto de los partidos, se dirá. Debería Clavijo considerar si agrada o no a la gente. Reconozcamos que tal preocupación sería rara en el partido de Clavijo, cuyo triste papel en las Cortes se limita a venderse al mejor postor al inicio de cada legislatura. El partido de Clavijo ha contribuido decisivamente, dado lo apretado de los resultados, a los abusos del perdedor Sánchez. Ello no impide a Clavijo gobernar las Canarias con el PP. Yo diría que el partido de Clavijo es el ejemplo perfecto de política bastarda y venal, de concepción de la cosa pública como espacio para el chalaneo.

Creo que Clavijo ha ido demasiado lejos en la satanización de Vox. Clavijo ignora que en la sede de Vox se descojonan con su satanización, pero eso ahora es lo de menos. Yo me centro en Clavijo, que es un poco como el clavijero destemplado de la guitarra, te lo desafina todo en un instante produciendo horrísonas disarmonías, al fin y al cabo la banda sonora que merecen los Clavijos que en el mundo han sido. Y Coalición Canaria en su totalidad. Clavijo puede haber heredado algo de la bestialidad separatista del partido de su padre. O simplemente ser un hombre muy limitado. Es triste que se pueda presidir una Comunidad Autónoma con tanta falta de seso, pero ha habido otros ejemplos. Mira Artur Mas.

Clavijo al menos no da golpes de Estado, de momento, pero hace una cosa que, incluso estéticamente, y como recurso, es penosa y a la vez risible, toma oxímoron. La risible pena, la penosa risa que nos da Clavijo. Denuncia Clavijo dos cosas que, bien pensadas, solo retratan a Clavijo. Una: Vox tiene «falta de humanidad con los niños». Dos: el coste de un mena es escandaloso, pero no lo revela «para no dar espacio» a Vox. Es decir, si la gente supiera la verdad, daría la razón a Vox. Eso dice Clavijo sin darse cuenta, el pobre. Lo del partido odiador de niños igual asusta a los propios chavalines canarios. Solo que ellos no votan, Clavijo. Por su misma demagógica regla de tres yo afirmo que Clavijo asusta gratuitamente a los niños.

El malvado tiene efecto aglutinador, qué duda cabe. No le falta su malvado a ninguna de las causitas woke que sustituyen la cosmovisión socialista. Sin un torero malvado, sin un conquistador malvado, sin una empresa malvada, sin un género malvado, sin una raza malvada, sin una identidad malvada, la izquierda no giraría, no funcionaría, ni mucho menos habría alcanzado la hegemonía cultural.

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