¿Napoleonchu miente o no se entera?

Este Gobierno tiene sobradamente demostrado que miente con absoluta desenvoltura. Como hemos dicho reiteradamente, han convertido la mentira en un instrumento legítimo de la vida pública. Y, por extensión, de todos los ámbitos de nuestra sociedad. Y como no les importa ser unos falsarios, quizá sea mejor que simplemente hayamos pillado a Napoleonchu en una mentira, porque si nuestro ministro de Asuntos Exteriores no miente es que no se entera de nada.

Como puede verse más abajo, Napoleonchu publicó el pasado martes un post en la red social X en el que decía que había visitado el consulado de España en Londres y a sus trabajadores. Al ver la foto, me sorprendió porque no recordaba yo que el edificio que se ve detrás del ministro y los diplomáticos y empleados sea el del consulado. Ciertamente no lo es. Me dicen fuentes conocedoras de la visita del ministro que es falso lo que dice en su post porque no fue al consulado y que la foto está tomada en el jardín de la Embajada al que se accede desde la residencia, pero no desde la cancillería.

Como realmente no veo la necesidad de mentir en este asunto ni qué provecho puede sacar de decir esa falsedad, solo queda una alternativa plausible: Napoleonchu no se entera. Porque el consulado está a unos diez minutos andando de la residencia del embajador. E insisto, no apareció por el consulado, sino que hizo desplazarse a la Embajada a los que trabajan en el mismo.

Huelga decir que la visita al consulado no fue el tema central del viaje a Londres. Era un asunto más incómodo porque se ve que el ministro ya no puede asegurar, como lo hacía antes del verano, todavía con los conservadores en el poder, que el acuerdo sobre Gibraltar está muy próximo. Mejor así, porque cualquier acuerdo al que llegue este Gobierno puede ser peor que la situación que se vive en la Roca en la actualidad. En todo caso, llegan nuevas complicaciones con la cuestión aduanera. El próximo mes se va a aplicar un control fronterizo más riguroso que para poder ser mitigado requeriría incorporar a Gibraltar al espacio Schengen. Pero para eso el control fronterizo en el puerto y el aeropuerto gibraltareños tendría que hacerlo la Policía española. Y más bien parece poco probable que los gibraltareños acepten que otros controlen su frontera. Para suavizar las cosas el ministro habla de una «prosperidad compartida» pero con eso no se resuelve el problema de Gibraltar en el que en tiempos de Moratinos se permitió la incorporación del gobierno llanito en pie de igualdad con Madrid y Londres.

Saber dónde está uno y donde están los intereses permanentes de España es de la mayor importancia.