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28 de septiembre de 2024

El puntalAntonio Jiménez

Mrs. Hathaway le recuerda a 'Mr. Handsome' que es mortal

Cambiar a la actriz hollywoodiense, para compensar su plantón, por una instantánea con Almodóvar no parece suficiente para amortiguar y disipar el cabreo y contrariedad generados en el ego estratosférico de Sánchez

Actualizada 01:30

El trabajo de Sánchez al frente del Gobierno es descriptible si consideramos el tiempo que le dedica a esa tarea en la Moncloa y en el Congreso, en comparación con su afición a coger el Falcon por el tubo de escape y recorrerse el mundo. Concretamente de China a Nueva York, con escala en San Sebastián, sin solución de continuidad, en las dos últimas semanas.

La cita de Nueva York tenía como principal reclamo propagandístico, difundido convenientemente por el coro de opinión sincronizada del régimen, la entrega a Sánchez de un premio otorgado por ONU Mujeres de manos de la actriz Anne Hathaway.

Según el ministro «macarra» Puente en uno de sus provocadores comentarios en X, esa foto iba a dejar noqueado a Feijóo: «Dios Mío. Esto no se si lo va a superar Feijóo. Anne Hathaway entregará un premio a Pedro Sánchez en Nueva York».

El patinazo del ministro «broncas» fue directamente proporcional a su incapacidad para solucionar los problemas de los trenes de Cercanías en Madrid o evitar que los Aves terminen deviniendo en trenes borregueros.

Como es sabido, la actriz de «El Diablo viste de Prada» no compareció y Sánchez recogió su premio, pagado generosamente a la ONU con la aportación millonaria sacada de la piel del contribuyente patrio, pero sin foto planetaria, en versión Leyre Pajín.

Conociendo al iracundo personaje, como señala Ramón Pérez-Maura, «Napoleonchu» Albares debería apretarse los machos porque alguien pagará el pato, dentro y fuera de la Moncloa, por el «petardazo» neoyorkino. Cambiar a la actriz hollywoodiense, para compensar su plantón, por una instantánea con Almodóvar no parece suficiente para amortiguar y disipar el cabreo y contrariedad generados en el ego estratosférico de Sánchez, por más que el director manchego se esforzara en piropearlo como «Mr. Guapo», ya que según él en Estados Unidos se le conoce por «Mr. Handsome».

A nadie, por cierto, en la izquierda sectaria y populista se le ha ocurrido tildar de machistas los comentarios del cineasta manchego después de ponderar la guapura de Sánchez y su determinación de «pedirle muchas cosas tanto a nivel político como físico». No estaría de más que aclarara qué cosas quiere pedirle al Señor Guapo a nivel físico.

Me pregunto por lo demás, qué no se diría de un personaje público o director de cine, que no fuera Almodóvar, que hubiera piropeado a una mujer, presidenta de gobierno, ponderando su belleza y su físico y no su valía profesional e intelecto. Cabe imaginar que de todo, menos gracioso, además de enviarle al Averno por machirulo.

Es sabido que las varas de medir comportamientos éticos y políticos se emplean de forma distante y distinta en función de la etiqueta ideológica del sujeto a quien hay que tomarle las medidas. Si su adscripción política está en la 'sanchosfera' progre y, por tanto, en la izquierda, cuenta con el beneficio de la duda y su correspondiente indulgencia. La hipocresía no está penalizada en el bando progresista. Y así Almodóvar puede tildar a Sánchez de Mr. Guapo, para que este refuerce su autoestima narcisista, pero no le evite sufrir en la intimidad, como el dolor provocado por una almorrana, que Hathaway le privara de su deseada foto.

Cuando uno se rodea de correveidiles de ida y vuelta entre Waterloo, Suiza y Madrid para convencer, en su nombre, a un prófugo de la justicia del que depende su continuidad en la Moncloa; de pelotas incorregibles que exaltan su personalidad con la ordinariez de «puto amo» o «gran jefe» y de fiscales y abogados del Estado lacayos y serviles dispuestos en primer tiempo de saludo para atender sus urgencias y necesidades privadas, hay que agradecerle a Hathaway que le haya recordado a Sánchez que también es mortal.

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