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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Se acabó Yolanda Díaz

Intentará seguir chupando del bote, por supuesto, pero ya estaba casi finiquitada y el haber ocultado las andanzas de Errejón le da la puntilla

Actualizada 16:40

El 16 de marzo de 2016 fue detenido en el Parlamento de Galicia un asesor de Izquierda Unida. Militaba desde hacía largo tiempo en la formación comunista. En 2003 incluso había sido el candidato de IU a la alcaldía de Santiago. La policía lo detuvo al detectar que desde un ordenador de la oficina de su partido en el Parlamento autonómico estaba descargando y distribuyendo pornografía infantil. Acabó siendo condenado a un año de cárcel.

El caso de este pederasta cobra un interés añadido si aportamos unos detalles relevantes. Siete años antes, cuando trabajaba en IU en Ferrol, el hombre ya había sido acusado por dos compañeros de bajar material pedófilo desde un ordenador de la oficina del partido cuando se encontraba solo en ella. El acusado trabajaba por entonces como asesor de una concejal del Ayuntamiento de Ferrol, una de las cabecillas del partido allí. Se llamaba Yolanda Díaz y en todo momento trató de echar tierra sobre el caso. La concejal entregó el ordenador en comisaría, cierto, pero al tiempo presentó una denuncia en el juzgado contra la «difusión de falsas y graves acusaciones».

Los militantes ferrolanos de IU que denunciaron al pederasta fueron suspendidos de militancia y Díaz se llevó al sospechoso con ella como asesor cuando saltó de la política municipal en Ferrol al Parlamento de Galicia, donde solo consiguió un escaño al tercer intento y gracias a coaligarse con el patriarca nacionalista Beiras (que andando el tiempo acabaría señalándola como la mayor Judas que había conocido en su larga carrera). Cuando el asesor fue detenido en el Parlamento, su jefa directa jamás pidió disculpas por su grave error de juicio al confiar en él y protegerlo.

Aunque existen casos de personas extraviadas que logran enderezarse y de seres humanos de vidas rectas que de repente descarrilan, lo habitual es que la esencia de nuestro carácter permanezca invariable pese al paso de los años. Somos como somos. No solemos cambiar. En el caso de Yolanda Díaz, queda de manifiesto con su reacción ante la polémica con Errejón, donde reproduce la que tuvo ante el caso del pederasta de su equipo: encubrir y mentir.

De no ser por la debilidad parlamentaria de Sánchez y por lo panoli que fue Iglesias Turrión ante Yolanda, sucumbiendo a sus lisonjas, risitas y caricias sobonas, ella no habría ostentado una vicepresidencia de España ni en el más febril de sus sueños. Era un florido globo de gas, por eso antes de que aflorase el caso Errejón, Díaz estaba ya de capa caída y con su partido diluyéndose como un azucarillo. Pero el caso Errejón le dará la puntilla, debido a lo que acaba de revelar este periódico: Yolanda fue perfectamente advertida por una militante catalana de Sumar sobre las acusaciones de abusos sexuales que pesaban sobre Errejón a raíz de unos días de estancia del político en Barcelona. Esa compañera de partido se lo dijo a Díaz cara a cara, en un encuentro cerrado expresamente para ello en un restaurante de la calle Martínez Campos de Madrid. Le facilitó los contactos de las denunciantes, le expuso sus acusaciones y le rogó que las llamase. ¿Y qué hizo Díaz? Pues reaccionó del mismo modo que ante el pederasta de Ferrol. Lo encubrió todo y una semana después de recibir el clarísimo aviso sobre Errejón, lo promocionó a portavoz parlamentario de Sumar.

Yolanda Díaz seguirá revoloteando unos meses más. Tratará de continuar chupando del bote todo lo que pueda y disfrutando de las prebendas del poder. Pero ya está acabada, es solo un zombi que todavía se pasea por la vida pública. Ignoró los más claros avisos sobre Errejón, demostrando así la hipocresía de su empalagoso feminismo, y ese desdoro liquida su carrera, donde lo más notable ha sido la tremenda osadía de trucar los datos del paro con un burdo truco semántico.

No se la echará de menos. Salvo en las boutiques y peluquerías de Madrid.

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