Leiva, «la ultraderecha» y Sánchez
Es muy cómodo piar contra Trump y compañía y callar como una tumba ante el calamitoso gobernante que padecemos en casa desde 2018
José Miguel Conejo Torres es un «joven» madrileño de 44 años (ahora la juventud se alarga hasta empalmar con las vacaciones del Imserso). Ha triunfado en la música bajo el nombre artístico de Leiva y resulta muy agradable escucharlo, aunque no ha inventado nada, pues se limita a repetir con acierto lo ideado por los grandes del rock sureño estadounidense de los setenta, gente tipo el maestro Gram Parsons.
Al hilo de su nuevo disco, el periódico sanchista le ha hecho un reportaje, donde posa con estética roquera de anuncio de colonia, incluidos esos sombreros calados hasta a la hora de dormir para tapar la calvilla. Allí cuenta sus penas (al parecer sufre brotes de agobio) y alegrías (comenta que se sopla una botella de vino al día). Llegados a la política, no falla: «Lo que más me angustia es el auge de la extrema derecha y el discurso del odio». Por supuesto completa el apunte expresando su enorme preocupación por Trump, que es «muy peligroso», lo cual incrementa la «angustia» de nuestro sensible Leiva.
Me encantaría que Leiva me invitase a su dacha de Guadarrama para comentarle lo siguiente compartiendo amistosamente alguno de sus vinos:
Admirable José Miguel, es muy fácil ponerse valentón contra Trump, que no se va a enterar de lo que tú píes, y callar como una tumba ante el desastre que tenemos en casa. Amigo Conejo, no te angusties tanto con tus pesadillas con la «extrema derecha», que ni gobierna en España ni se la espera, y casi angústiate un poco más con tu amigo Peter, que es la calamidad que tenemos encima.
En tu país, que se llama España, no gobierna Trump, ni ninguna extrema derecha. El que sí gobierna es un tío que no ha ganado las elecciones y okupa el poder de prestado, que lleva dos años sin aprobar unos presupuestos, que está vendiendo tu país a cachos a los separatistas. Un mandatario peso pluma que está batiendo récords de corrupción –con su mujer, su hermano, su fiscal y el ministro que lo llevó al poder imputados por golfos–, que nos fríe a impuestos y que miente como quien respira. Un presidente de cartón piedra que se dedica a acosar a los jueces y la prensa crítica, que está reescribiendo la Constitución de tapadillo a la medida de su ombligo y que dirige un proyecto autocrático que lo ha llevado hasta el extremo de intervenir la nuestra gran multinacional privada de telecomunicaciones para someterla a su férula, como hizo en su día Chávez.
Así que si quieres ir de guay, José Miguel, menos turra «progresista» quedabien y más denunciar lo que sufrimos en casa: un país magnífico amenazado por la destructiva coalición que une a un aventurero ególatra con la extrema izquierda populista, el separatismo supremacista y el partido creado por una sangrienta banda terrorista. Y si te amedrenta denunciar eso –como por desgracia les ocurre a tantos artistas, «intelectuales» y grandes empresarios españoles del Ibex Mudo–, pues casi mejor chitón y a tocar la guitarrilla y cantar, que lo haces muy bien, con clase, vocación y encanto, aunque tu arte aporte la hondura de las tonadas del hilo musical.