Cartas al director
La otra crisis: laicismo falsario y adoctrinador
La imaginación y la creatividad se ponen en juego a diario en nuestros centros educativos, y más todavía en aquellos que tratan de falsear la realidad y ocultar la verdad a su alumnado. Y es que, una tras otra, las fiestas religiosas del calendario escolar son camufladas con un ridículo envoltorio laicista que mantiene en la ignorancia sectaria a la mayoría del alumnado y a sus familias.
En muchas poblaciones valencianas se celebra la natividad de María, el 8 de septiembre, pero en las escuelas sólo se hace hincapié en el folclore, los bailes y la música que adornan sus procesiones.
Y llegará la fiesta de la Virgen del Pilar, día de la Hispanidad, y ni una cosa ni la otra serán recordadas en nuestras aulas.
La fiesta de Todos los Santos ha quedado eclipsada por los muertos vivientes, las brujas y demás espectros que hacen su acaramelada aparición durante la jornada escolar más próxima a la noche del 31 de octubre.
El puente de la Inmaculada, durante los días 6 y 8 de diciembre, ya no es tal, sino que ahora se denomina el puente de la Constitución.
La Navidad, que en las escuelas se ha quedado sin Belén, con un árbol repleto de bolas de colores y unos «villancicos laicos» por no ofender, ya sólo tiene dos alicientes desustanciados: el día de la lotería y los regalos que reparte un señor gaseoso colado y vestido de rojo.
Las Fallas han dejado de llamarse «fiestas josefinas» y se centran ya sólo en el folclore, la pólvora, la música, el fuego y los buñuelos con chocolate. Eso sí, aún se mantiene la ofrenda floral a la Virgen María y la misa fallera del día 19 de marzo.
Ni se menciona la palabra Cuaresma cuando en los colegios se celebra por todo lo alto el día de Carnaval y los disfraces llenan de colorido los patios y alrededores. Tras esos cuarenta días llegará la Semana Santa y la Pascua y las aulas y pasillos se llenarán de conejos, de huevos multicolores y de cometas.
A ese ocultamiento consciente y ridículo de la realidad sí que se le puede denominar adoctrinamiento ideológico. Un adoctrinamiento que pretende manipular la verdad y perpetuar en la ignorancia a esos discentes que ya no reciben formación religiosa alguna en el seno de sus familias.