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Cartas al director

No sólo materialismo y playas abarrotadas

A pesar del laicismo e irreligiosidad que determinados grupos políticos y sociales quieren imponer a la sociedad española, la Semana Santa parece renacer cada año con más fuerza, y más este año después del penoso paréntesis provocado por el maldito virus. Desde el Domingo de Ramos, las iglesias españolas se llenan de fieles y las calles de todos los pueblos y ciudades son invadidas por multitudes en torno a las imágenes de las procesiones, siguiendo los recorridos con olor a cera, músicas sagradas y el esplendor de los símbolos religiosos. Se sea más o menos creyente, o más o menos practicante, es grata la observación durante estos días de que la vida del ser humano no es sólo el materialismo de playas abarrotadas, viajes frenéticos con el «vía crucis» de víctimas en la carretera y el turismo que sólo busca los placeres de la masificación o el hartazgo gastronómico; estas actividades de ocio, no las religiosas, constituyen en la actualidad el auténtico opio del pueblo, las que interesan a la clase política, para obtener rebaños mansos de ciudadanos. «Se puede hundir España, con todos sus valores acrisolados en siglos de convivencia común, pero mientras tengamos vacaciones no pasa nada». Así interesa a los dirigentes políticos que piense la mayoría de los españoles.

José Fuentes Miranda

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