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Cartas al director

Un 14 de abril

Hay fechas que son de unas connotaciones históricas indudables y es bueno que sean recordadas, para aprender de ellas y evitar los errores del pasado. El 14 de abril de 1931, hace 91 años, cerca ya de un siglo, en España se produjo un acontecimiento que ha sido, en gran parte, idolatrado por muchos y manipulado por la inmensa mayoría de estudiosos. Vamos a ver, la proclamación de la Segunda República fue un accidente y una barbaridad. No hubo un plebiscito, como en la Italia de la posguerra mundial, en donde los españoles decidieran, por sufragio, el régimen político de este país. Sólo se celebraron elecciones meramente municipales que, por cierto, ganaron ampliamente, las candidaturas monárquicas. Es cierto que los republicanos consiguieron mayorías en las capitales de provincia de las ciudades más importantes pero también a nadie se le ocurrió cuestionar un cambio de régimen. Lo que sucedió fue una combinación de histeria colectiva sumada a la cobardía política de aquellos que cambiaron de bando de una noche a la otra. Fue, en resumidas cuentas, un trágico vacío de poder. Recomendaría a los lectores la magnífica obra de Miguel Maura Así cayó la Monarquía de Alfonso XIII. Él resume con claridad: le regalaron el poder. Porque, cuando a aquellos que tienen la responsabilidad de defender unos principios y unos valores no lo hacen y se transfiguran, pues pasa lo que pasa. Sin embargo, estamos en 2022. España ya no es ni monárquica ni republicana, sino todo lo contrario. Tenemos un buen Rey, una Monarquía constitucional firme y sólida, y unas ganas tremendas de abandonar el sectarismo por el sentido común. Desde Vox hasta el mismo PSOE, nadie desea columpiarse en un balancín que nos lleve de nuevo al desastre como Nación y como sociedad civil. El único peligro es la ultraizquierda y los partidos secesionistas. Podemos desaparecerá y Pedro Sánchez también. Muy pronto se volverá a la cordura y, si no, al tiempo.

Julio José Elias

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