Cartas al director
El timo del progresismo
En un momento de la historia en que Occidente parece abocado al suicidio demográfico y espiritual, y que ya se cuestiona incluso que existan diferencias entre la verdad y la mentira, el bien y el mal, quienes consideran superados los valores cristianos tenían que encontrar nuevos criterios morales de valoración. Y uno de sus hallazgos estrella ha sido el progresismo; pero basado en un concepto de progreso que ya no significará avance, adelanto y perfeccionamiento humano, sino aquello que determine una «élite progresista» integrada tanto por elevados representantes de la izquierda en cualquiera de sus presentaciones políticas, socioculturales y faranduleras, como por parte de la derecha y del centro, afectados por un indisimulable complejo de inferioridad respecto a aquellos. Una vez determinado por la progresía lo que es progresista (lo bueno) o no progresista (lo malo y facha), su dominio se va imponiendo por mera propaganda si se dispone de medios dóciles de comunicación y una población blandita y maleable. Pero cuando se ve el cartón y la falsedad que se esconde detrás del timo de este nuevo concepto de progreso, es al advertir que entre sus principios fundamentales siempre está la imposición de la ideología de género, el antinatalismo, el aborto y la eutanasia. «Progresos» todos ellos terriblemente inhumanos.