Héroes incontestables

Basta con observar cómo diariamente surgen auténticos combatientes por la libertad y la democracia que se juegan sus vidas por nuestro futuro, para demostrar la falsedad de que la política española esté llena de cínicos acomodaticios carentes de valores. Lo que sucede, y eso nos confunde, es que las actitudes heroicas de muchos de esos políticos no siempre coinciden en el tiempo con la causa que provoca sus heroísmos. Como ocurre desde hace tiempo con ese hatajo de valientes que se enfrentan a la terrible dictadura que padecimos por aquel militar que, junto al sufrido pueblo español, reconstruyó una nación destrozada tras una cruenta guerra civil, elevándola a la décima potencia mundial, sin apenas paro apreciable, sin impuestos y sin deuda pública. Superada felizmente aquella anomalía que nos impidió gozar de partidos políticos, autonomías y demás instituciones democráticas, es gratificante comprobar cómo arrojados combatientes de acendrada valentía siguen dispuestos a perseguir todo aquello allí donde se encuentre, incluso bajando hasta la tumba del dictador para enfrentarse con sus huesos. El pequeño detalle asincrónico de no haber coincidido en el tiempo ni con el general ni con su régimen no debiera desmerecer nuestros reconocimientos por sus acreditados y encendidos heroísmos.