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Cartas al director

La cualidad, calidad y esencia de una ley

Las leyes cuando se promulgan y se aprueban por el poder legislativo que reside en las Cortes Generales, tienen que ser leyes buenas, eficaces, efectivas y eficientes. Tienen que ser leyes para toda la comunidad, sin perfil ni intención ideológica alguna, leyes que defiendan la bondad y nunca la maldad, leyes imparciales para que se apliquen y se cumplan con imparcialidad.

Toda ley que sea partidista, guerracivilista, revisionista, ley que provoca y enfrenta, ley cargada de matices ideológicos, llena de ira, odio, rencor y venganza, esa ley, en sí, es mala, tiene maldad, es revanchista, totalitaria y revolucionaria, es, en definitiva, una ley propia de dictadores, de sátrapas, de déspotas, tiranos, totalitarios y opresores. ¿La ley de memoria democrática, con esas cualidades que tiene, esa calidad, y esa esencia, defiende el espíritu constitucional? No, no defiende la Constitución al no defender la unidad, igualdad, tolerancia y respeto entre todos los ciudadanos.

¿Y si esa ley es mala, y conlleva maldad, la deben aplicar los jueces? Yo creo que no; quienes quieran, se pueden negar a aplicarla, lo mismo que los médicos se niegan a realizar abortos libres y eutanasias activas. Y todo, porque, con lógica y sentido común se ven libres para rechazar el obligado cumplimiento.

La ley de memoria democrática que ha aprobado el sector socialista, el comunista, el republicano, el separatista y el sector que defienden los crímenes de ETA, cumple con todas las cualidades, calidades y esencias negativas descritas anteriormente. Y una ley así es impropia de demócratas, porque lo que quieren es cargarse la unidad nacional, el estado de bienestar, y el Estado de Derecho al estar sometidos, los jueces, al capricho ideológico de determinadas castas de políticos que van a su avío, adoctrinando y propagando para distraer al pueblo, y este no se preocupe de los graves problemas que padece.

El numerito de visitar un cementerio atendiendo a una de las partes, despreciando a la otra parte, manda narices. He ahí la mala cualidad, la mala calidad y la mala esencia de Pedro Sánchez. Y, por cierto, tataranietos los hay de los dos bandos, aunque, también, hay familiares del bando que sufrió gravemente las consecuencias del terrorismo.

Manuel León Vega

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