Cartas al director
Las leyes imprimen carácter
Hace poco me encontré con un amigo que me anunció el embarazo de su mujer, esto no sería sorprendente si no fuera porque yo le anunciaba el embarazo de la mía, que en ese momento debía llevar como un mes y la de mi amiga superaba ya los tres meses. A mi amigo lo veo frecuentemente, aquí reside para mí la extrañeza de que no nos comunicara antes la buena nueva, a nosotros nos faltó tiempo para hacerlo, mi amigo esperó, según nos dijo, el tiempo prudente para asegurarse la viabilidad del embarazo y del niño. En España se puede abortar hasta las 14 semanas, aborto libre y voluntario a decisión de la mujer. Mi amigo no tenía, ni tiene, ninguna intención de abortar, pero su elección de tres meses no es casual. Las leyes educan, generan hábito e imprimen carácter. Finalmente, mi segundo hijo de momento no nacerá, la pena con la que recibimos mi esposa y yo esta noticia contrasta con la sorprendente naturalidad de la mayor parte de aquellos, incluidos aquellos que más te quieren, a los que les hacemos conocedores. La vida en su estadio más indefenso pierde protección, sobre ella bajamos la guardia y nos hacemos más insensibles. Les podría contar que vivimos en casa con una madre de 95 años, de la que muchos consideran que ya ha vivido bastante cuando te preguntan por su salud. Las normas generan cultura y nos condicionan, ya vamos viendo sus efectos, de momento en nuestra sensibilidad. Queramos o no, valoraremos menos la vida en general y especialmente en sus extremos, y quienes legislan lo saben.