Simbiosis política

En biología existen vínculos asociativos entre distintas especies, como medio de subsistencia. Es la simbiosis. En política también existe este fenómeno. Sánchez, adicto a todo el que pueda reportarle beneficios, se asoció con el comunista Iglesias, formando una simbiosis tóxica para alcanzar el Gobierno. Simbiosis que ha supuesto para España una verdadera catástrofe política, una cascada de desafueros impropios de un Gobierno democrático.

Durante un tiempo los dos partidos se soportaron en aras a mantener cada cual sus privilegios, pero la proximidad electoral ha condicionado un agravamiento de la virulencia mutua que está provocando acciones altamente lesivas para nuestra democracia. La parálisis política del Gobierno ha dejado en el limbo legislativo leyes como la reforma del 'sólo sí es sí', mostrando una irresponsabilidad intolerable.

Se ha llegado al esperpento de tachar de fascista al presidente Sánchez desde las filas del partido que comparte su Gobierno. Algo insólito jamás visto. Pero Sánchez se ha tragado el sapo sin inmutarse, mostrando que su egolatría está por encima de su decencia.

La simbiosis se mantendrá hasta el final de la legislatura, ya que ninguna de las partes puede sobrevivir sin la otra. Sánchez no correrá el riesgo de ser desalojado de la Moncloa, ni Podemos de abandonar el paraíso para vivir un invierno permanente tiritando de frio.

España continuará sufriendo las consecuencias de la desidia de un Gobierno irresponsable que ha conseguido herir de muerte su economía, sus valores institucionales y su ética democrática.