Cartas al director
La verdad se merece
Albert Camus, escritor y pensador francés, nació en 1913 en la Argelia francesa, premio Nobel a los cuarenta y cuatro años y referente ético de la generación que plantó cara a los nazis de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Desde la Resistencia escribía que la libertad se merece y se conquista, contra los traidores de la patria, restableciendo una nueva democracia inseparable de la libertad.
Camus desde la Resistencia se enfrentó al fascismo y después al social-comunismo, «su partido», no soportaba las componendas de la disciplina dictatorial del mismo. «La neutralidad ha dejado de ser posible». Y llamó a la insurrección frente a los regímenes fascistas. De las dos manos. «No somos nosotros quienes hemos elegido matar. Pero nos han puesto en la tesitura de matar o de ponernos de rodillas». Así reflexionaba este gran pensador.
Vivimos una época en que no hay más verdades que el valor y el lenguaje claro y la entrega sin reservas al sistema democrático. Es posible que no exista un régimen político bueno, pero no cabe duda de que la democracia sea el menos malo. Hasta ahora no se ha encontrado un sistema de gobierno más perfecto, que mejore la paz, la libertad y la verdad.
La verdad. No hay descanso, la verdad, la ética, la moral y la objetividad deben de estar por encima de cualquier tentación amarillista y partidista. No sé qué público no quiere la verdad. Sí sé que se le está enseñando a no quererla. Todos sabemos que la primera víctima de una guerra es la verdad. Lo mismo pasa hoy, en las refriegas aparentemente menos cruentas de eso que llaman, la «posverdad» ese concepto que marca el orificio de salida de la mentira gubernamental. La que aplaude el periodismo de combate bien pagado, que no sirve a una sociedad democrática. La prensa militante es insultante para la libertad.
Las palabras tienen un valor y la responsabilidad del periodista debe ser la verdad, sabe que el interés partidista y la verdad son incompatibles. Ética y política son competencia del talento, para decir la verdad…