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Cartas al director

El final de la crisis

Esto es un poco como aquello de «el pez que se muerde la cola». El parón económico tras los sucesos del 2008, la crisis de deuda posterior y la incertidumbre llevaron a las inyecciones de ayudas financieras por parte de los bancos centrales. Eso, más las ayudas fiscales inyectadas por los Estados por el virus y los problemas logísticos que el virus trajo y las tensiones varias provocadas por la situación en Ucrania, desembocó en un proceso inflacionario agudo. Los bancos centrales tienen mucha culpa de la actual inflación: regaron a todo el mundo con dinero sin seleccionar a quiénes daban; y los Estados también tienen mucha culpa por conceder ayudas bajo el modelo café para todos. Otro elemento que está influyendo en la inflación es la reducción planificada de la oferta de diversos bienes y en diversos servicios. Si hasta ahora el objetivo de la oferta había sido fabricar lo más posible a fin de diluir costes fijos y vender al precio que pudiera según las demandas locales –y este esquema era aplicable a prácticamente todos los sectores–, desde el virus, aunque no provocado por el virus, el esquema ha empezado a mutar. Y sí, puede pensarse en una fábrica de lavadoras, en un restaurante, en una peluquería, en una compañía aérea, en una marca de automóviles, en una gran superficie comercial, en un bar, en una envasadora de aceitunas, en una comercializadora de fruta o en una siderurgia. En vez de intentar fabricar y vender lo máximo posible, la idea puede ser fabricar menos y subir precios. Se venderá menos y/o se exportará más, pero los costes variables serán menores o mucho menores y se eliminarán costes fijos. Como los precios serán más elevados es posible que el volumen de facturación baje muy poco o no baje nada, pero seguro que el margen neto unitario subirá mucho. En la crisis sistémica que comenzó en el 2007 como consecuencia del agotamiento del modelo anterior, y en la que seguimos, se está conformando un nuevo modelo que, como suele suceder, será bastante distinto al que hemos vivido. Pero sobre todo empezaremos a ver otra cara al sistema capitalista: la interacción de oferta y demanda irá dando paso a una creciente concentración de capital y la IA irá desplazando a una creciente cantidad de factor trabajo, empezando por el más cualificado, algo que ya está sucediendo.

Genaro Novo

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