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Cartas al director

En memoria de D. Fernando Reyes Rico. Un sacerdote y hombre de Dios inolvidable

Hace casi dos años, el clero hispalense perdió a un hombre extraordinario cuya ausencia ha dejado un vacío enorme en los corazones de aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo y ser sus amigos. D. Fernando Reyes, un sacerdote entregado y un hombre de Dios, dejó una huella imborrable en la vida de aquellos que lo rodearon. En este artículo, quiero rendir homenaje a su memoria destacando los aspectos que lo convirtieron en un ser humano excepcional: su amistad, su amor a Dios y a la Virgen, su amor incondicional hacia su familia, su devoción al celebrar la Santa Misa y su buen humor.

Amistad y amor incondicional: D. Fernando destacaba por su carisma y calidez humana le permitían conectar de manera especial con las personas que lo rodeaban. Siempre estaba dispuesto a escuchar y brindar su apoyo a los otros. Además, su amor hacia su familia era evidente en cada una de sus acciones. Siempre encontraba tiempo para estar con ellos, compartiendo momentos preciosos y construyendo recuerdos que perdurarán para siempre.

Entrega a las parroquias por las que pasó y devoción en la celebración de la Santa Misa: Sus parroquias fueron el centro de la vida de D. Fernando, y su entrega a su labor como sacerdote era ejemplar. Su dedicación y compromiso con su comunidad eran incansables. No importaba la hora ni las circunstancias, siempre estaba dispuesto a brindar su apoyo espiritual. La celebración de la Santa Misa era uno de los momentos más especiales para él. Su devoción y reverencia eran palpables, y su capacidad para transmitir la palabra de Dios de una manera clara y conmovedora tocaba los corazones de todos los presentes.

Buen humor y felicidad: A pesar de las responsabilidades y dificultades, D. Fernando irradiaba alegría y buen humor. Su sonrisa sincera y su humor inteligente eran capaces de iluminar cualquier lugar al que llegaba.

La figura del sacerdote Fernando Reyes siempre vivirá en nuestros corazones como un ejemplo de entrega, amor y fe inquebrantable. Su amistad sincera, su amor a la familia, su entrega a la parroquia, su devoción en la celebración de la Santa Misa y su buen humor son aspectos que nos inspiran y nos recuerdan la importancia de vivir una vida plena y en servicio a los demás. Aunque su partida nos ha dejado un vacío enorme, su legado perdurará y seguirá guiando nuestras vidas. D. Fernando Reyes Rico, un sacerdote y un hombre de Dios inolvidable y que cuida a sus padres M. Carmen y Fernando desde el cielo. Gracias, Fernando, por tu vida.

Pablo G. Casas Aljama, pbro.
Vicario parroquial de S. Roque (Sevilla)

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