Estética de la libertad

Creo que el espectáculo carnavalesco de la cabalgata del Día del Orgullo es la más fea y ordinaria expresión de una conmemoración que apoyo con toda mi fuerza. Esas exhibiciones públicas multitudinarias dejan una imagen bastante mejorable. La del Orgullo, y otras tantas más de similar puesta en escena: celebraciones de victorias futbolísticas en cualquiera de las fuentes al uso; quema de gomas de neumático en los grandes premios; espectáculos grotescos con ocasión del fin de año… Celebraciones en las que la multitud en actitudes ultra desinhibidas ocultan la más antiestética de nuestras versiones como personas. No mezclemos por favor, eso… El espectáculo extravagante y ridículo, con la celebración y el apoyo a una forma de concebir la identidad, que la democracia y la libertad que disfrutamos habrían de ir sedimentando progresivamente, hasta su plena aceptación social como si de cualquier otra plena normalidad se tratase.