Cartas al director
El Pedrazo
Si hay algo que se le da bien al PSOE, ya que no la gestión, es elegir bien los nombres de sus actuaciones para ensalzarlas y conjurar cualquier crítica, o el de las situaciones que afecten a la oposición para asegurar el debido estigma contra ella.
Fieles al espíritu de 1984, manejan como nadie su propia neolengua que transforma a los asesinos en hombres de paz con la misma naturalidad que una posición económica ruinosa en un liderazgo de la liga de campeones o más recientemente en una economía que va «como una moto».
Pero nos encontramos con un hecho insólito: el extraño caso del pacto sin nombre. Porque lo de pacto progresista se descarta a sí mismo por su incongruencia, ni lo tomo en consideración.
Aquí ha fallado la maquinaria neolingüística sanchista. No le han encontrado un nombre a este pacto de la vergüenza, infame e innombrable, casi clandestino.
¿Cómo bautizar a semejante golpe a la Constitución y a la igualdad de los españoles? ¿Cómo nombrar un pacto con lo peorcito de cada casa, golpistas y bilduetarras incluidos? El pacto innominado lo es precisamente por incalificable y ominoso.
Pero yo quiero aportar un posible nombre, que ayudará a definir la auténtica naturaleza de este pacto. Yo lo llamaría «El Pedrazo». Ahí lo dejo.