Qué es la posverdad

El presidente legítimo de España, Pedro Sánchez, cuando habla miente siempre: no por buena o mala voluntad; por oficio. Sin la mentira no existiría, porque no existiría el modo de someter a unos sujetos bajo su disciplina. Mentir exige, al menos, respetar la diferencia entre lo verdadero y lo falso. Y por eso han inventado la «posverdad» que refleja una crisis global de la verdad. En parte por la influencia de los canales de comunicación y, por tanto, de posible desinformación y proveedores de ignorancia o negación del conocimiento. Y, por otra, hay muchas mentes hastiadas a las que la verdad se les ha quedado atrás. El olvido estrepitoso de la reciente Historia está creando confusión. Promesas incumplidas, atentados terroristas, catástrofes climáticas, pandemias o guerras. Nada de esto ha calmado a las fanáticas posverdades. No hay nada como enfrentarse cara a cara con la realidad incómoda de la verdad, independientemente de la percepción y, por lo tanto, lo contrario de la «posverdad».

¿Se han equivocado los posmodernos? ¿Es realmente verdad lo que es verdad? No es cuestión de interpretación. Es cuestión de la verdad de aquello que es bueno y estar de acuerdo con la realidad. ¿No es cierto que la gente ha sido asesinada, masacrada, violada y secuestrada? ¿Alguien puede decir que no ha sido así? No hay nada como los horrores de las guerras que estamos viendo, para medir el imperio de la propaganda, la desinformación y la manipulación partidista para el engaño y sus espantosas mentiras y falsificaciones de los hechos, todo lo cual se refleja en el disgusto por la verdad que yace en la posverdad.

La posverdad es el deseo de imponerla a los demás para ocultar la verdad, a pesar de las pruebas de los hechos reales. De ahí el desafío, por lo que está en juego la verdad que ya no domina y amenaza la realidad. Solo hay una verdad democrática, que debe ser creída por todos.

Así pues, totalitarismo y posverdad están unidos para impedir el acceso a la verdad y destruir las condiciones mismas de la libertad. Así no puede gobernar Pedro Sánchez. Ni nadie…